El desafío de la carne bovina
Creemos que el SAG tiene clara conciencia de esta responsabilidad que pesa sobre sus hombros.
Hasta la fecha han sido 334 los profesores de establecimientos municipalizados que han dejado las aulas.
Hace unos días, el Ministerio de Agricultura anunció que la Unión Europea autorizó a nuestro país para volver a certificar exportaciones de carne bovina a dicho mercado, luego que hace cinco meses el Servicio Agrícola y Ganadero resolvió suspender "voluntariamente" estos envíos (antes que lo hicieran los europeos), luego que una auditoría efectuada por la UE a nuestro país arrojó resultados deficientes en materia de certificación e identificación en toda la cadena de la carne.
Esta reapertura del mercado europeo representa una muy buena noticia, no sólo por lo que significa en términos comerciales, sino que -fundamentalmente- por lo que involucra como señal de recuperación de la confianza puesta en tela de juicio en todos los mercados efectivos y potenciales para nuestra ganadería, a raíz de la medida autoimpuesta frente a la Unión Europea.
No obstante las buenas perspectivas que abre esta reapertura, estamos convencidos que se trata de enorme desafío interno para responder a dicha confianza por parte de todos los actores involucrados en la cadena: productores, médicos veterinarios "acreditados", ferias ganaderas, plantas faenadoras y el propio Servicio Agrícola y Ganadero.
A nuestras autoridades regionales del SAG y al Director Nacional de la institución que nos visitó hace algunos días, les hemos planteado que el servicio tiene la primera y más importante responsabilidad de poner a disposición del sector un sistema de identificación animal a la altura de las circunstancias y que es el punto de partida de todo el manejo que debe hacer la cadena cárnica para poder respaldar las certificaciones exigidas por el mercado europeo en materia de trazabilidad e inocuidad.
Creemos que el SAG tiene clara conciencia de esta responsabilidad que pesa sobre sus hombros y ha tratado de demostrar que está haciendo los esfuerzos necesarios para salir airoso frente a este gran desafío.
Sólo nos preocupa que el servicio haya insistido en implementar un sistema de identificación animal a partir de las readecuaciones del modelo actualmente en "funcionamiento" (SIPEC-WEB), que ha dado claras señales de inoperancia, especialmente a nivel de los usuarios principales: los ganaderos productores de la materia prima que mueven el negocio de la carne bovina.
Como lo hemos planteado en otras ocasiones, este camino que ha tomado el SAG es una apuesta extremadamente arriesgada. Como gremio esperamos sinceramente que el "nuevo" sistema funcione. Pero nos reservamos el derecho a la duda.