Coincidencia en las evaluaciones
Las distintas celebraciones regionales, han mostrado similares miradas para calificar la marcha de Los Ríos.
La región se encuentra en plena celebración de sus seis años de vida como territorio autónomo y en todos los actos de conmemoración -oficiales y de la sociedad civil- ha habido coincidencia tanto en los puntos positivos, como en los negativos.
Lo bueno que todos reconocen es que ser región ha sido una inyección de ánimo y autoestima a los habitantes de Los Ríos; que la presencia de autoridades más cercanas ha facilitado la realización de trámites burocráticos y que el presupuesto se ha visto claramente incrementado para mejor: pasó de 5 mil millones de inversión pública anuales en 2005, a 40 mil millones en 2013. Algo histórico.
Lo malo que se ve transversalmente, es que la región no logra ser el "modelo" soñado en 2007; que los macrobeneficios económicos no se han traducido en mejoras cotidianas para la ciudadanía (somos la tercera región más pobre de Chile, la fuga de trabajadores hacia el norte crece); que el proceso se encuentra inconcluso debido al sistema administrativo centralista imperante en el país y que hay una deuda con la participación ciudadana, traducida en que la gente siente que su opinión es solicitada, pero no tomada en cuenta a la hora de las decisiones.
Así visto, el escenario futuro para la región puede enfrentarse con optimismo. Esto, porque a pesar de las críticas, las miradas similares entre los distintos actores facilitarían ahora los acuerdos para avanzar en el camino trazado y también en la solución de los problemas que estos diagnósticos señalan.
Si hay acuerdo en la evaluación, entonces la tarea es cómo se pasa desde este análisis hacia los cambios necesarios, que se pueden efectivamente aplicar.
Algunos temas no podrán ser abordados (descentralización, reforma tributaria, etc) , porque dependen de materias legislativas. Pero en otros, falta solo efectiva voluntad política, como hacer vinculantes las peticiones de la comunidad, o elaborar acuerdos programáticos entre la autoridad y la gente, medibles en el tiempo y en la eficiencia.
Después de este aniversario la invitación es a retomar la fuerza ciudadana y la alianza público-privada que alentó la formación regional. Es una oportunidad que no se puede perder.