Vocación de servicio público
Cada día y con mayor frecuencia escucho esa frase. Ello me trae a la memoria la figura de la Madre Teresa de Calcuta y la del Dr. Albert Schweitzer. Ambos realizaban, en forma abnegada, actividades en beneficio de los más necesitados, sin esperar recompensa material alguna.
Sólo los impulsaba la satisfacción de ayudar a los demás
Hoy esta vocación se ha incrementado, al parecer, por estimulo económico $ 8 195.592 mensuales, que van a los bolsillos de los servidores públicos elegidos por los ciudadanos.
Si ellos efectivamente sienten esa vocación deberían percibir sólo las asignaciones que están establecidas para ejercer su actividad sin desmedro económico personal, o en su defecto un sueldo mensual equivalente a 12 sueldos mínimos, ya que si una persona puede sobrevivir con un ingreso de $ 210.000, perfectamente estos benefactores lo pueden hacer con $ 2.520.000 mensuales.
Lo anterior concordaría con lo que expresan frecuentemente de corregir la enorme desigualdad existente en nuestro país.
Como el actual sueldo lo pagamos los ciudadanos, por medio de los impuestos, parece justo que les fijemos sus ingresos que se puede determinar mediante consulta plebiscitaria vinculante.
Edmundo Butendieck
Vacunación
Quiero destacar a usted que el Centro Social y Cultural de Playa Grande, Niebla, ha realizado una campaña de vacunación contra la rabia a perros y gatos.
La misma se llevó a cabo los días 19 y 20 de octubre en Niebla, con la colaboración voluntaria de los veterinarios y estudiantes de la policlínica móvil de la facultad de Veterinaria de la Universidad Austral.
En la campaña se atendieron a poco más de cien animales.
Considero importante señalar todo esto, ya que se logró con el esfuerzo de miembros de la comisión del centro: su presidenta, Laura Huaquín; su secretaria, Pamela Bañados, y el señor Héctor Pineda, quienes dieron más que su tiempo y trabajo para que pudiera culminarse con éxito en esta actividad en beneficio de la comunidad. Saluda atentamente.
Jorge Salgado jorgesalgadodiaz@gmail.com
Asamblea Constituyente
La campaña electoral ha entrado en tierra derecha. También la idea de algunos de crear una Asamblea Constituyente; sus defensores han llamado a marcar el voto con las letras AC, como muestra de que se apoya esta iniciativa.
Surge una duda, no menor, ya que una persona podrá marcar con la AC los cuatro votos que emitirá ese día: el de consejero regional, diputado, senador y presidente.
Esa sería la gran novedad "democr?tica": que una persona tenga el derecho a emitir cuatro votos para un solo propósito, ya que nadie podrá impedérselo.
¿Sería creíble un resultado sobre la AC con esta original forma de votación?
Mauricio Pilleux Dresdner mpilleux@telsur.cl
Especialidades médicas
La insuficiente disponibilidad de especialistas en medicina no es una condición reciente ni exclusiva de nuestro país.
En esta situación hay dos factores determinantes; el acelerado avance tecnológico, que lleva a la necesidad de contar con profesionales capacitados, y la exigente formación de los especialistas.
De estos dos factores, el único flexible es la acreditación de los especialistas requeridos. Cabe preguntarnos si un hospital de alta complejidad requiere de especialistas con las mismas competencias que un hospital regional de mediana complejidad. La respuesta categórica e indesmentible es que no.
Para dar un ejemplo, podemos tomar una especialidad tradicional, como la Cardiología. Para lograr su certificación, el especialista requiere haber aprobado competencias clínicas, diagnósticas básicas y de alta complejidad.
Estas competencias le permiten desempeñarse como cardiólogo clínico y como hemodinamista en un centro que cuente con hemodinamia, es decir con elementos diagnóstico terapéuticos de alto costo y complejidad. Nace de inmediato la pregunta de si la mayoría de los centros hospitalarios del país requieren de cardiólogos con alto nivel de competencias.
La respuesta categórica vuelve a ser no. Un hospital de mediana complejidad necesita cardiólogos clínicos competentes para resolver las patologías de mayor prevalencia y proceder a una derivación adecuada y oportuna del paciente que lo requiera. El ejemplo es proyectable a otras especialidades.
La solución está en formar y certificar especialistas para los diferentes niveles de complejidad, como puede ser a través de un sistema de créditos. Un especialista con crédito básico se puede desempeñar en la mayoría de los establecimientos de salud y puede optar en el futuro a un crédito de mayor complejidad. Es razonable y factible. Sólo es cuestión de poner el cascabel al gato, para vencer prejuicios ancestrales.
Dr. Eduardo Bastías Guzmán Facultad de Medicina UAB