La apuesta por el kínder obligatorio
Aumentar la escolaridad a trece años es una idea para acortar las brechas entre niños de distintos grupos sociales.
Ayer el Presidente Piñera y la ministra Schmidt, promulgaron la reforma constitucional que eleva de doce a trece los años de escolaridad obligatoria en Chile, estableciendo que todos los niños y niñas del país deben comenzar su educación en kínder. Esto implica una ampliación de la cobertura pre básica y una nueva apuesta a la idea que la estimulación temprana, permite mayores oportunidades futuras de aprendizaje y desarrollo.
La iniciativa forma parte de una política pública enfocada a dar igualdad frente a la educación, independiente de la clase social en la cual se nazca. Ella parte de la premisa que mientras antes se refuercen las habilidades cognitivas de una persona, más opciones tendrá de leer mejor, comprender la lógica matemática y lograr un alto rendimiento escolar en los años siguientes, bajando problemas como la deserción.
Las cifras indican que en Chile la mayoría de los estudiantes de estratos económicos más altos reciben esa estimulación al asistir tempranamente a jardines infantiles; sin embargo un 80% los niños más carenciados se acerca al sistema escolar recién en primero básico, porque los padres creen que no es necesario llevarlos antes. No saben que, por esa demora, sus hijos llegan con severas carencias, lo cual retrasa el aprendizaje de la lecto-escritura y dificulta el proceso estudiantil posterior.
La idea de la nueva ley es terminar con esas desigualdades que marcan las brechas desde la infancia, permitiendo acceso a educación gratuita desde el nivel parvulario.
En Los Ríos, según cifras de la secretaría de Educación, hay mil cien niños que no asisten al kínder, estando en edad de hacerlo (desde los 3 años de edad) y la mayoría pertenece a los quintiles más bajos. Ahora será obligatorio que lo hagan.
Por su parte el gobierno deberá velar por que existan las condiciones (infraestructura, personal, materiales) para que esta obligatoriedad se pueda cumplir, por ejemplo en áreas rurales o sectores poblacionales más demandantes, donde no basta aumentar cursos y salas en las escuelas actuales.
Para que la norma surta efecto deberá aplicarse con eficiencia, pues en este caso no se trata solo de aumentar cobertura, sino que debe hacerse con calidad.