El panorama parece haber cambiado en las últimas horas.
Apoyar y demostrar confianza en sus capacidades a la hora de emprender.
La comunicación entre los padres y los hijos es un pilar fundamental en el desarrollo de toda familia, pero es un ejercicio que con el tiempo se ha ido perdiendo por distintos factores.
Uno de ellos, es la falta de instancias para sentarse tranquilamente a conversar. Por ello, las vacaciones son "la oportunidad" para reestablecer el diálogo entre quienes integran la familia y para lograrlo, es primordial tener disposición a escuchar, lo cual implica, sobre todo en el caso de los padres, estar conscientes de la perspectiva desde la cual se comunican y escuchan a los hijos, pues a menudo se espera que los hijos actúen como si hubiesen vivido lo mismo ellos.
Suponer que los hijos lo saben todo o que no saben nada, son posiciones extremas que sólo dificultan la comunicación con los hijos, sobre todo en la etapa de la adolescencia. De ahí la importancia de identificar las actitudes que pudieran facilitar o entorpecer la comunicación con ellos. Entre las actitudes que obstaculizan la comunicación se encuentran, por ejemplo: la generalización, es decir, sacar conclusiones generales a partir de un hecho puntual, como creer que terminará siendo lo que son sus amigos porque comparte con ellos.
Otra actitud obstaculizadora es la descalificación, subestimar las capacidades que tienen los jóvenes para decidir y actuar frente a ciertas situaciones de forma adecuada. También, el sermón, la imposición de la solución al problema que afecta a los hijos, sin considerar el contexto ni la opinión del afectado. También la fiscalización, el exceso de control sobre los hijos, que es interpretado como una falta de confianza hacia ellos.
Ahora, desde el lado positivo, entre las actitudes que facilitan la comunicación con los hijos, está el consejo, dar ciertas orientaciones de cómo solucionar o enfrentar ciertas situaciones de la vida cotidiana. Apoyar y demostrar confianza en sus capacidades a la hora de emprender proyectos que favorecen el desarrollo integral de su persona. Elogiar, tener la capacidad de reconocer lo bueno que dicen y hacen los hijos, esta actitud es fuente de motivación para perseverar en lo bueno. Escuchar, tener el real interés de saber que está pasando con el otro y buscar el tiempo y el espacio para compartir.
Lo anterior puede ayudar enormemente en el complejo proceso de la comunicación, pero además hay que estar atentos para vencer ciertas barreras impiden una comunicación efectiva. Para tener un verdadero dialogo, se debe evitar el querer imponer sobre el otro en todo momento, divertirse hiriendo los prejuicios de los demás. Oír sin escuchar.
Docente Universidad San Sebastián Sede Valdivia