Bajo la sombra de un imponente y frondoso roble, se efectuó ayer al mediodía el funeral de la profesora María Mercedes Pulgar Pérez, fallecida en un accidente de tránsito el 22 de febrero. La maestra fue docente de Ciencias Naturales en el Instituto Salesiano de Valdivia.
Gran cantidad de personas vinculadas al tradicional establecimiento educacional se congregaron en torno al féretro que contenía los restos de la malograda maestra, que fueron sepultados en el Parque Los Laureles de Valdivia.
Luego de algunos discursos en los que se testimonió el cariño que la comunidad salesiana profesó a la docente y se contó algunos jirones de su vida, que daban cuenta de la personalidad de la difunta, el sacerdote Carlos Aguilera bendijo la tumba que acogería el cuerpo de María Mercedes Pulgar, ante la emoción de los centenares de asistentes.
A continuación, Aguilera roció el ataúd con agua bendita mientras se rezó en voz alta el Padrenuestro. El religioso dio la bendición final y el rector del Instituto Salesiano, José Isert, encabezó el rezo del Avemaría, que fue recitado tres veces.
Visiblemente conmovido se hallaba el hijo de la maestra. En sus brazos cargó a su hijo, en tanto que la madre era depositada en el fondo de la fosa donde descansarán sus despojos mortales.
El acto fúnebre concluyó pocos minutos antes de las 13 horas. El hijo de la maestra reunió posteriormente a familiares y amigos.
El rector José Isert afirmó que Mercedes Pulgar fue "querida por sus alumnos, querida por sus ex alumnos. Esa huella que María ha dejado, una huella de humanidad, una huella de comprensión, una huella de superación... Porque ella era exigente, pero exigente con bondad. Esas características de María van a perdurar siempre en el corazón de muchas generaciones de jóvenes y amigos que hoy nos acompañan".
El docente continuó señalando que "es un pesar muy inmenso el despedir a alguien tan valioso como ella, con tanta humanidad, una hija querida de Dios... Ella fue una mujer de fe. Cuando el Señor dijo venid, benditos de mi Padre