Agricultores más, agricultores menos
Esto obliga a preparar adecuadamente el panorama para los visitantes.
Este proceso ya ocurrió en el sector forestal.
Una preocupación cada vez más recurrente en nuestro sector, es saber con certeza cuál es la importancia que el Estado chileno le asigna a la agricultura, pero no sólo en términos de los grandes indicadores como productividad, aporte al PIB o generación de divisas.
Por eso nos inquieta el reciente retiro de trámite legislativo del proyecto de ley tendiente a crear el Ministerio de Agricultura, Alimentos, Pesca y Recursos Forestales.
Desconocemos las motivaciones para la medida, pero no se percibe como una contribución a fortalecer la institucionalidad sectorial que nos podría permitir darle un impulso potente a esa agricultura con la que soñamos y que debiera ser protagonizada cada vez por más agricultores y no por menos. Este era un tema central que plantearíamos al ministro sectorial, Carlos Furche, en un encuentro con los gremios agrícolas de Los Ríos que lamentablemente fue suspendido por el Secretario de Estado.
Nos preocupa saber si hay un interés real y efectivo por desarrollar una agricultura con miles de agricultores y con todo el impacto que eso involucra en términos sociales, culturales y geopolíticos.
O - si por el contrario - todos esos elementos que contribuyen a dar cohesión a una nación como la nuestra son irrelevantes y da lo mismo que nuestra agricultura se concentre cada vez más en un par de grandes inversionistas, que probablemente generen tanto o más aporte al PIB nacional, mayor productividad y más exportaciones, pero a costa del desmembramiento creciente de nuestra ruralidad, aquella que se construye a partir de sus agricultores, sus familias y su cultura.
Vemos con gran preocupación que sin una mirada estratégica que valorice el mundo rural en su conjunto, las políticas sectoriales no sean más que una transición destinada a facilitar el paso avasallador de los grandes capitales que podrían transformar radicalmente el paisaje rural de Chile en las próximas décadas.
Este proceso ya ocurrió en el sector forestal, donde toda la legislación de fomento derivó en la consolidación de tres grandes grupos que hoy gozan los frutos de décadas de aporte estatal, mientras en el camino fueron quedando las esperanzas de pequeños y medianos propietarios que finalmente se han transformado en esclavos del sistema y sin mayores proyecciones, a pesar de disponer de miles de hectáreas de plantaciones subvaloradas en la lógica de una relación comercial absolutamente asimétrica con este mercado oligopólico.
En las actividades agrícolas y pecuarias, el tema aún no se percibe con fuerza, pero ya hay claras señales en la lechería, producción de carne y frutales, pero estamos convencidos que no es el camino correcto.
Presidente Saval FG