El retorno del básquetbol
Los valdivianos echan de menos aquellas noches con el Coliseo lleno y con partidos llenos de entusiasmo y colorido.
El fin de semana venidero retorna a la actividad en su máximo nivel uno de los deportes que durante largos años se intensificó con Valdivia y convirtió al Coliseo Municipal en una auténtica leyenda, hasta el punto que llegó a ser rebautizado como La Catedral.
Nos referimos, obviamente al básquetbol, que a partir del sábado 26 pondrá en acción a los mejores equipos del país, en competiciones repartidas en zonas geográficas y que en nuestra zona lleva el nombre de Copa Saesa, que a su final dará paso a la Liga Nacional a los equipos que ocupen los lugares de privilegio.
Como ha ocurrido en las temporadas precedentes, el baloncesto de Los Ríos estará representado por los clubes Deportivo Valdivia y Deportes Las Ánimas, que llegan a la instancia con diferentes expectativas, ya que mientras el conjunto que lleva el nombre de la ciudad aspira a redondear una temporada digna y sin mayores pretensiones, en el caso de la escuadra de la ribera norte las esperanzas están cifradas en presentar batalla por el cetro entre los equipos sureños y llegar lo más lejos posible en la instancia nacional.
A priori, lo que cabe esperar es que los resultados alcancen el nivel de satisfacción aguardado tanto por las autoridades de las instituciones como por los seguidores de ambos representativos, porque está claro que hay que redoblar los esfuerzos para conseguir que el básquetbol valdiviano retome el poderío que lo identificó durante los años de gloria y que el Coliseo vuelva a a ser escenario de esas noches llenas de entusiasmo y colorido, con dos mil o más personas en sus butacas y tribunas, que tanto se añoran en diversos ámbitos ciudadanos.
La tarea no es fácil. Hay adversarios que pueden exhibir un poderío económico incontrarrestable a la hora de reforzar los planteles, pero en el deporte es sabido que el trabajo bien realizado también se traduce en buenos resultados.
Valdivia merece recuperar esas jornadas a tablero vuelto que con tanta fuerza se añoran.