El proyecto de Reforma Tributaria que ha promovido el Gobierno nos ha llevado a reaccionar rápidamente para revisar esta propuesta y analizar sus implicancias para nuestros asociados.
Nos hemos reunido con la mayoría de los parlamentarios regionales y, adicionalmente, hemos organizado en conjunto con otros actores gremiales (Codeproval y Cámara Chilena de la Construcción), una actividad de difusión técnica sobre lo que representa en términos prácticos el planteamiento original del Ejecutivo.
Luego de estas gestiones, nuestra opinión frente al tema es bastante clara.
En primer lugar, compartimos la necesidad de realizar una reforma que permita recaudar de manera permanente los recursos necesarios para sustentar una Reforma Educacional que el país evidentemente requiere.
No obstante, la forma en que se pretende implementar estos ajustes impositivos generará grandes trastornos negativos a la pequeña y mediana agricultura, especialmente en lo referido a la rebaja en el límite de ventas anuales para mantener la tributación bajo el sistema de renta presunta (sólo hasta 2400 UF) y, de tanto o más impacto que la anterior, la eliminación del FUT como herramienta de ahorro y reinversión.
Adicionalmente, esta reforma legitimaría la interpretación arbitraria del Servicio de Impuestos Internos, en el sentido de ponerse por encima de la Ley de Cooperativas y obligar a los socios de éstas a tributar por los dividendos que reciben desde la operación comercial de su cooperativa.
Dado que estos cambios no sólo afectarían a las empresas agropecuarias, sino que representan un golpe transversal a las pequeñas y medianas empresas de todos los sectores productivos del país, se ha facilitado la posibilidad de difundir de manera compartida los cuestionamientos en torno a las falencias que vemos en la manera a través de la cual el Gobierno se ha empeñado en sacar adelante esta Reforma Tributaria.
Esta oposición generalizada -incluyendo actores dentro del propio Gobierno- es la que nos hace abrigar esperanzas de que la tramitación legislativa nos permita obtener algunos cambios que no afecten de manera tan importante el desarrollo de nuestras actividades productivas y -con ello- nuestra competitividad, la generación de empleo y, finalmente, el crecimiento.
Aspiramos, al menos, a subir significativamente el techo en las ventas anuales (en torno a las $8000 UTM) para poder mantener a aquellas empresas de menor tamaño en el sistema de renta presunta y a través de un proceso gradual.