El anuncio de obras entregado por la Presidenta Bachelet para dar un impulso modernizador al país en el período 2014-2018, sin duda que es una gran noticia. Se trata de la mayor inversión pública y del plan de concesiones más ambicioso de las últimas décadas y, por supuesto, que ayudará a potenciar el turismo y disminuir algunas brechas entre regiones y sectores apartados, porque no se priorizará solo por rentabilidad social -que es el criterio habitual- sino por impacto en la vida de las personas.

Así visto, nadie podría oponerse, ni hacer críticas que no fueran constructivas, porque el objetivo apunta directamente a dar un salto en el desarrollo y en el equipamiento básico nacional. Sin embargo, junto con anterior, el anuncio deja un sabor amargo en Los Ríos, un ruido que habla de centralismo, otra vez.

El plan incluye vías de acceso a Valdivia concesionadas y con tag. Eso está en los proyectos y es exactamente lo que dijo el subsecretario Galilea cuando visitó la zona hace dos meses y rechazó de plano la polémica por una doble vía sin peajes, tal como habían solicitado autoridades, parlamentarios y vecinos, a través de la reunión de 30 mil firmas. Es también lo que expusieron representantes del MOP en la primera mesa de trabajo sobre el tema convocada por la intendencia y de la cual muchos locales salieron con la sensación de que 'la decisión estaba tomada'.

Las autoridades locales aseguran que el proyecto no se ha zanjado. Pero estas informaciones apuntan en el sentido contrario, lamentablemente.

Las dobles vías son una necesidad y probablemente la única manera de lograrlas sea con costo para los usuarios; pero en vez de transparentar lo que realmente sucede, la ciudadanía se encuentra con estos anuncios múltiples, con demasiadas voces dando datos diferentes desde Santiago y desde Los Ríos y con una promesas de las autoridades del gobierno anterior, que no se clarifica adecuadamente todavía.

Es necesario parar la polémica estéril en la cual nos hemos visto envueltos y comenzar a hablar en serio de este proyecto, ojalá directamente con el ministro de Obras Públicas, para conocer la realidad, aunque no sea la esperada por la mayoría.

La Diócesis de Valdivia fue creada el 8 de julio de 1944 por el papa Pío XII a través de la Bula 'Apostolicis sub plumbo'. Pero la Iglesia diocesana hunde sus raíces en suelos muy antiguos. Desde la fundación de la ciudad realizada por el conquistador Pedro de Valdivia hasta la creación del obispado de Santiago, en el año 1561, era parte del arzobispado de Lima. Luego perteneció al obispado de Santiago, hasta que el papa Pío IV, en el año 1563, creara el obispado de La Imperial, hoy Concepción. Al ser fundado este obispado todo el territorio comprendido desde el río Maule al sur de Chile pasó a formar parte de La Imperial. Posteriormente, el 1º de julio de 1840, el papa Gregorio XVI crea el obispado de San Carlos de Ancud, desmembrándolo del obispado de Concepción y comprendiendo las provincias de entonces Chiloé y Valdivia, con los archipiélagos de Chiloé y Guaitecas y la isla de la Mocha.

Monseñor Ramón Ángel Jara, obispo de Ancud (1898-1909), viendo que la jurisdicción que le correspondía atender pastoralmente era muy vasta -en ese entonces comprendía parte de la actual diócesis de Villarrica, Valdivia, Osorno, Puerto Montt y la isla grande de Chiloé- decidió crear una Gobernación Eclesiástica y la confió a Mons. Augusto Klinke Leier, obispo titular de Proconesso, para que la atendiera pastoralmente en su nombre. Los límites de la Gobernación fueron prácticamente lo que hoy es la Región de Los Ríos y la provincia de Osorno.

La Gobernación Eclesiástica duró desde el 14 de junio de 1910 hasta el 25 de septiembre de 1924 en que el papa Pío XI crea la Administración Apostólica de Valdivia y nombra como administrador al mismo Mons. Klinke. La Administración Apostólica es un peculiar territorio eclesiástico establemente erigido por la Santa Sede y confiado a la atención pastoral de un administrador que la gobierna en nombre del papa.

La Diócesis, después de varios años, fue dividida en los actuales obispados de Valdivia y Osorno, división que se hizo el 15 de noviembre de 1955, por el mismo papa Pío XII, mediante la Bula 'Christianorum qui in Dioecesibus'. En la actualidad la diócesis valdiviana comprende los territorios de ocho de las doce comunas que forman parte de la XIV Región: Valdivia, Corral, Futrono, La Unión, Lago Ranco, Los Lagos, Paillaco, Río Bueno.