En este último tiempo se han generado fuertes debates en torno a la reforma tributaria y la educación, donde se han utilizado diferentes tribunas a favor o en contra de estas iniciativas. Todas ellas tienen un denominador común, que es buscar y asegurar para todos los habitantes de nuestro país logren mayores niveles de equidad y bienestar. Lo anterior basado, en un concepto fundamental que es la Confianza.
La economía no está ajena a esta palabra, ya que en la mayoría de las sociedades, los recursos no son asignados por un único planificador central, por el contrario, es por un conjunto de millones de hogares y de empresas. Los modos en que toman las decisiones las personas en materias como: trabajo, consumo, ahorro, inversión, educación, van afectar a importante sectores de nuestro país, lo mismo ocurre para las empresas y el modo de actuar del Estado y de los Gobiernos. El accionar de estos agentes económicos debe de estar fuertemente orientados a no descuidar un bien preciado, como es la confianza. Si nos remitimos al significado de confianza, nos encontramos que es esperanza concreta. En una interpretación libre se puede afirmar que este concepto, es aquella obligación que se contrae para garantizar otra ajena. Por lo tanto, se deposita nuestra esperanza cierta en el cumplimiento de una garantía que no es propia sino ajena. Cuando se falla a la confianza en los negocios, cuando se falla a la confianza en el accionar de los servicios públicos, cuando se falla o se abusa de la confianza pública , cuando se resienten las expectativas, el liderazgo, cuando se eleva la percepción del riesgo. Todo esto trae como consecuencia que se resienta la actividad económica, se pierde eficiencia, que es aquella propiedad por el cual la sociedad utiliza de la mejor forma posible sus recursos escasos. Igualmente se lesiona gravemente la equidad, esta propiedad por la que la prosperidad de un país se distribuye equitativamente entre los miembros de la sociedad (tarea pendiente en nuestro país).
Es el Estado el llamado a intervenir en la economía para fomentar la eficiencia y la equidad y corregir los fallos de mercado, para que la capacidad de una persona o grupos de personas no tengan la suficiente capacidad de influir indebidamente. La evidencia empírica ha demostrado que la confianza contribuye al crecimiento económico.
En definitiva, la confianza es un bien preciado en el accionar económico de una sociedad, que debe ser cultivado cuidadosamente por todos.