En la última reunión de trabajo sobre la construcción de la doble vía de acceso a Valdivia, pareció llegarse a algún tipo de consenso sobre la concesión de los trabajos. Esto es, que se encargue las obras a una empresa privada, la cual aseguraría alto estándar de calidad y servicio, pero que debería cobrar un peaje por el uso de la calzada, tal como sucede con las autopistas, en prácticamente todo el país.
No hay un acuerdo oficial al respecto, ni aceptación comunitaria; pero las declaraciones efectuadas por algunos dirigentes sociales y por autoridades, parecen indicar que se optará por la concesión. Algo que se suma a las declaraciones del ministro Undurraga a través de medios nacionales, del subsecretario Galilea en su reciente visita y de la propia Presidenta Bachelet en su discurso en el Encuentro Empresarial del Sur.
Todas las señales apuntan en esa dirección y se descartaría -dicen- una inversión estatal, por falta de fondos suficientes, porque se haría con un estándar menor, porque demoraría varios años y porque no dan los cálculos de la 'RS' (Rentabilidad Social) sobre el tránsito vehicular y la cantidad de personas beneficiadas.
Una mayor definición al respecto debiera hacerse el próximo 5 de septiembre, fecha de la próxima sesión, pero mientras llega ese día hay varias inquietudes que resolver, porque claramente el cobro de un peaje para ingresar a Valdivia afectará la vida económica de la capital regional, además de dificultar aún más el tránsito desde y hacia otras comunas, con todo el daño que eso implica para el emprendimiento, el turismo, el pequeño comercio, el transporte de pasajeros y la vida cotidiana de las personas que deben viajar a diario para trabajar, estudiar o atenderse en el hospital.
Al parecer la alternativa de la concesión fue siempre la elegida desde el nivel central y se hizo un trabajo de socialización para internalizarla localmente como la más viable. Ahora se hace necesario que, al menos, se busque alternativas para evitar los peajes. Si no se hace, el costo global lo pagarán los más necesitados y eso es injusto, a todas luces.