Desolación en Coñaripe tras muerte de padre y sus dos hijos
DRAMA. Familia de Pedro Huenullán recorrió ayer la casa, que quedó destrozada por efecto de las llamas. Testigos y amigos están impactados.
Cenizas, latas y palos quemados, conformaban ayer el desolador panorama del sitio donde la tarde del sábado murieron Pedro Huenullán Cárdenas y sus dos pequeños hijos: Diego Alfredo, de 4 años; y Juan Andrés, de 3.
En el lugar, Felicindo Huenullán y Margarita Cárdenas, los padres de Pedro, relataron con tristeza cómo vieron morir a su hijo, mientras intentaba rescatar a los dos niños desde el interior de la casa en llamas.
'Cuando escuchamos los gritos desesperados de los niños, él (Pedro) subió por la escalera corriendo. Ahí nos dimos cuenta que había fuego en el segundo piso. Entonces, abrió la puerta de la pieza donde estaban Diego y Juan. Desde adentro salió una enorme llama, pero él igual se lanzó adentro. Y no lo vimos más...', dijeron los acongojados padres y abuelos.
Ambos lloraban ayer al recordar el trágico momento, porque no olvidarán que 'en cosa de segundos, después de haber almorzado todos felices y estar tomando mate, perdimos a nuestro hijo menor y a nuestros nietos más pequeñitos', agregaron.
A su vez, Agustina Cárcamo Caupán, de 23 años, la esposa y madre de las tres víctimas, estaba ayer al cuidado de sus padres Santiago y Marcia, los otros dos abuelos consternados por la tragedia.
La joven esposa y madre tenía ayer una mirada triste y su rostro hablaba por ella. No podía articular palabras.
Sólo sollozaba y suspiraba, recordando que, pese a estar también en la casa, sólo tuvo tiempo para escapar.
'Fue todo muy rápido , ella no alcanzó a hacer nada', comentó su padre.
Agustina estaba ayer bajo tranquilizantes, en una actitud de abandono. 'Estaba casada hacía 5 años y ahora quedó sola', dijeron sus familiares.
Vecinos de Chépica como Osmán Pavez y Rolando Guerrero contemplaban ayer la siniestrada zona donde hasta el sábado existió la casa de dos pisos de Felicindo Huenullán, cuidador del Fundo La Esperanza.
Señalaron que Pedro y su esposa Agustina trabajaban juntos cuidando parcelas, que eran unidos y querían a sus dos pequeños hijos.
Agregaron que el sábado, la familia integrada por los padres y sus dos hijos permaneció en una parcela, haciendo trabajos y que habían decidido almorzar con los padres de él.
Ayer, sin embargo, todo era desolación entre las cenizas, donde los bomberos de Coñaripe y posteriormente los detectives de la Brigada de Homicidios de la PDI constataron que el fuego dejó 'recalcinados y escasos restos óseos, difíciles de identificar para determinar a quiénes pertenecen', según afirmó el subcomisario Jorge Zapata.
Los restos permanecían ayer aún en el Servicio Médico Legal de Valdivia, para la compleja labor de identificarlos y poder entregarlos a sus familiares. Este trámite puede demorar algunos días.
Los padres señalaron ayer que , cuando lleguen los cuerpos, serán velados en la casa de un tío de Pedro y luego sepultados en el cementerio de Coñaripe.