Nuestra sociedad vive un proceso de transición demográfica que se caracteriza por un envejecimiento de la población, el cual se reflejará prontamente en que el grupo sobre los 60 años igualará o superará en cantidad al grupo de personas con 15 años y más, que se considera como la fuerza de trabajo.

Los chilenos estamos viviendo más, con una importante presencia de enfermedades crónicas, que pueden generar diversos grados de dependencia de las personas que las padecen y necesitando la asistencia de un tercero.

Una sociedad preparada para el envejecimiento debe considerar las condiciones para asegurar una satisfactoria participación social de sus habitantes, abriendo su mirada y no sólo concentrando sus acciones en el sector salud, sino que también en las distintas esferas de la vida de un ser humano.

Entonces, ¿cómo nos preparamos, por ejemplo, desde el sector habitacional? Las viviendas deberán contemplar en su diseño y construcción las características del adulto mayor sano, pero también de aquel adulto frágil o con algún proceso patológico. Por lo tanto, deberán considerar estrategias que permitan a cualquier persona, en cualquier condición, acceder al hogar y realizar sus actividades con independencia y seguridad.

Asimismo, el adulto mayor debe poder salir de su vivienda para participar activamente de la vida social ytendrá que contar con un medio de transporte seguro, accesible y comprensible. ¿Cómo nos preparamos desde el sector transporte para este nuevo escenario?

También se deben contemplar acciones para acompañar al adulto mayor en situación de dependencia. Y la persona que otorga cuidados también requiere un soporte especial que le permita cuidar, pero sin 'descuidarse' de sí mismo. Actualmente (y afortunadamente) se está poniendo la mirada sobre este punto, tratando de generar nuevas estrategias y políticas de cuidado hacia las personas dependientes.

Así podría seguir reflexionando y cuestionándome de qué manera nos estamos preparando en un sinfín de ámbitos más, pero quizás la preparación más importante que debemos experimentar es sobre cómo miramos la vejez. Para poder dar cabida a la participación plena, debemos primero aprender a observar a la persona mayor como sujeto de derecho, que debe tener igualdad de oportunidades en la sociedad.

Esta semana fue conformado el Comité Regional de Producción Limpia de Los Ríos, lo cual constituye una buena noticia, porque implica apoyar el trabajo empresarial con una mirada de sostenibilidad y cuidado del medioambiente, básicos para el crecimiento local y la proyección futura de los negocios generados desde y en nuestro territorio.

La Producción Limpia (PL) significa un compromiso con el entorno y un desafío para cumplir estándares exigidos para ingresar a mercados más exigentes, en el caso de quienes deseen exportar.

La primera tarea del Comité ha sido fijar metas para el período 2014-2018, entre las cuales destaca difundir el concepto de producción limpia y lograr que muchas empresas se sumen a él asumiendo acuerdos de gestión voluntarios, que se prolonguen en el tiempo y que les permitan también prepararse para nuevas legislaciones exigentes desde la perspectiva ambiental, como la de Responsabilidad Extendida del Productor (Rep), que obligará a las industrias a hacerse cargo más allá de la venta y el consumo; a pensar, por ejemplo, qué sucede con sus envases una vez desocupados. Estas normas ya están vigentes en otros países y Chile debe incorporarlas, si quiere ser competitivo en mercados internacionales mayores y más exigentes.

En Los Ríos, las empresas que asuman Acuerdos de Producción Limpia (APL), recibirán acompañamiento, capacitación y recursos para mejorar sus buenas prácticas y corregir las erróneas. Independiente del rubro en el cual se desarrollen, la meta es que crezcan pero con menor impacto sobre el entorno, mayor eficiencia y calidad de su clima laboral. Ya se trabaja por APL en Turismo Sustentable, Leña, Lechero, Cervecero y Alimentos Saludables.

A nivel nacional los APL se aplican desde 1999 y abarcan a más de 6 mil empresas. Antes de 2017 se espera multiplicar esa cifra, llegando a 4 mil más, con especial énfasis en las micro y pequeñas, que hasta ahora son las de menor acceso a este instrumento, por los costos y el tiempo que implica un cambio en los sistemas de trabajo y en la tecnología utilizada.

La PL es una práctica que debe ser instalada en la base de la labor empresarial. El comité regional constituido, debe apoyar ese proceso.