Mariana Matthews recibió Premio Municipal de Arte 2014
presencia. La fotógrafa valdiviana ha dedicado gran parte de su carrera a retratar el patrimonio y a rescatar la obra de quienes hicieron lo mismo antes que ella. Acá explica sus motivaciones.
dnavarrete@australvaldivia.cl
"Acá hay muchos lugares lindos para tomar fotos". Mariana Matthews recorre los prados que rodean su casa y apunta los rincones que sirven de escenario para un registro: una banca de madera debajo de un árbol, los arbustos que crecen a borde río, un muelle que conecta con las aguas del Calle Calle y la imponente fachada de su casa. La siguen cinco de los siete perros que habitan en la propiedad del sector Quitacalzón, donde hay varias casas en las que viven sus padres y su hijo. Y sigue caminando. Se siente cómoda y acepta ser el centro de atención, al menos por un momento. Es que pocas veces en su rol de fotógrafa se pone frente al lente. Lo suyo es observar y capturar los momentos.
Pero ahora es diferente. La Corporación Cultural Municipal de Valdivia la escogió como ganadora del Premio Municipal de Arte, galardón que se suma a otros reconocimientos como el Altazor que se adjudicó el 2003 por su propuesta "Ojo de agua". "Nunca he pensado en los premios, no trabajo para ellos. Creo que al igual que la mayoría de los artistas me preocupa más trabajar por conseguir fondos para financiar mis proyectos, aunque de todas formas los premios ayudan a eso", dice. Y agrega: "Ahora es simplemente un reconocimiento de mi ciudad, de la gente con la que trabajo. Y eso es muy importante para mí".
conservación
Mariana Matthews nació en Santiago en 1946. Estudió en Estados Unidos y desde mediados de la década de 1970 vive en Valdivia en una de las casas más antiguas de Quitacalzón. Dice que para habitarla hubo que hacer un meticuloso trabajo de restauración. Y valió la pena. El inmueble está ubicado en un lugar privilegiado y es el centro de operaciones desde donde planifica sus metas. "Alguna vez en mi carrera las tuve. Hubo algunas como por ejemplo exponer en el extranjero o en el Bellas Artes, que ya están cumplidas. Ahora en paralelo a mi carrera me dedico a rescatar parte de la zona donde vivo. Es un trabajo de conservación del cerro Quitacalzón con reforestación y mucha creatividad. Creo que en eso se parece a lo que hago con las fotografías", explica.
En la carrera de Matthews hay muchos momentos profesionales marcados por los conceptos de conservación y recuperación. Por ejemplo, es editora de la colección Crónicas del Ojo y el Lente de Pehuen Editores para publicaciones como "Los pioneros Valck" (2005), donde rescata un siglo de fotografías en el sur de Chile. Posee una extensa colección de imágenes de artistas, muchos de los cuales están fallecidos, como por ejemplo Raúl Torres; y además, suma en sus proyectos editoriales "Valdivia, madera y metal" (2003). Es una publicación que demuestra su admiración por el sur. Y en particular por la capital regional.
Matthews, dice: "Cuando llegué a esta ciudad me sentí maravillada por el paisaje, la luz y la lluvia. También por esa extraña visión de las casas forradas en latas para soportar el invierno". Su explicación también sirve para entender el interés por ciertos temas y proyectos en los que plasma parte del paisaje que la rodea. Otro ejemplo de eso es "La selva fría", colección de imágenes que mostró en Estados Unidos en 1993. "Siempre me surgen ideas. Por ejemplo considero súper interesante hacer fotografías de los trabajos de recuperación del cerro, los maquinistas, la transformación de la madera".
objeto de estudio
Las líneas de trabajo de Mariana Matthews son la arquitectura, el paisaje, el costumbrismo y las fiestas religiosas, los retratos. También ha experimentado con el collage y nuevos lenguajes como en "Adoremos" (1998), donde acompañó el montaje de fotografías con música y aromas. Todas sus miradas la pusieron bajo la lupa de Verónica del Rosario Sánchez en su tesis de Licenciatura en Artes "¿Puede la fotografía artística ser considerada patrimonio?. Estudio de un caso: Mariana Matthews". La investigación fue presentada el 2006 y enfrenta a la artista local a a la finalidad de su profesión. En el texto , explica: "Creo que la fotografía es un arte que tiene variados y disímiles cultores provenientes de diferentes ámbitos. No obstante, siento que la fotografía contemporánea ha caminado por senderos demasiado transitados y debe consecuentemente tomar rumbos diferentes que hagan de su naturaleza un aporte significativo a las artes en general".
en la isla grande
Su afán conservacionista la llevó a visitar Chiloé. El 2008 recorrió 21 islas del archipiélago y fotografíó 35 iglesias como parte del proyecto "Santos silentes". Esta serie de fotografías en colores incluye registros de ocho iglesias declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y se complementa con filmaciones y un diagnóstico del estado de conservación de las piezas. "Son lugares casi abandonados, que no son visitados con mucha frecuencia y eso, hasta cierto punto es bueno, ya que aún se conservan piezas únicas con cientos de años de existencia. Son esculturas de distintos tamaños hechas en madera(...) en estos lugares la imaginería está en una situación de tan mal estado, que está en peligro de desaparecer. En estos lugares el ritual religioso forma parte integral de su cultura y es el espacio de reunión para todos los pobladores de cada comunidad", explica. La propuesta fue desarrollada con recursos de una beca Bicentenario del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, consideró el registro audiovisual del proceso, titulado "Autos de fe", que en su momento mostró en Valdivia y estrenó en Polonia, Alemania y Francia.