Luisa Zamorano, una vida dedicada a ayudar a la comunidad
vida. Santiaguina, llegó a Valdivia por trabajo y se enamoró de la ciudad. Hasta marzo será presidenta de la agrupación Gil de Castro.
Luisa Zamorano tiene 66 años y es presidenta de la agrupación de adultos mayores Gil de Castro hace tres años. Ya está por finalizar su período y realizó un balance de las actividades realizadas durante su mandato.
Oriunda de Lampa, comuna de campesinos, en la región Metropolitana, es hija de agricultores. Realizó sus estudios en el internado en Curimó y luego en el liceo San Luis en Santiago, donde estudió cinco años y salió de técnico agrícola, carrera validada por la Pontificia Universidad Católica.
Trabajó muchos años en Sename, como reeducadora de los niños y adolescentes en diferentes hogares de Santiago. Se le dio la oportunidad de venir a trabajar a Valdivia, y la tomó sin dudar.
Casada desde el 1 de julio d 1985 con Jorge Torres Borquez, tiene dos hijos, Paula Andrea y Jorge Daniel y dos nietos. Hoy vive con su marido, su abuelade 93 años y su hijo.
¿Cómo una persona que estudió para técnico agrícola termina trabajando en Sename?
Si bien es cierto que ser técnico agrícola no cuadra con una labor en Sename, en esos tiempos en Santiago y sus alrededores habían muchos huertos familiares, lo que nos permitía ayudar a los menores y enseñarles un poco de dónde venían los productos que consumían.
¿Cuándo llegó a Valdivia?
En 1984 yo estaba trabajando en Sename, y se abrió una vacante para trabajar en el Instituto Profesional de Valdivia. Postulé y quedé seleccionala como jefa de Personal. Cuando el instituto se fusionó con la Universidad Austral, seguí trabajando en esa institución. Me retiré en los años 90, porque además de el cansancio, se acercaba la fecha de mi jubilación, y no quise regresar a Santiago, por lo que me quedé acá.
¿Qué le gusta de Valdivia que optó por esta ciudad para vivir?
Lo que me gusta de Valdivia es su entorno. Lo que más me llamó la atención de esta ciudad cuando llegué, fue que teníamos la posibilidad de llegar a almorzar a la casa, cosa que en Santiago no se ve. Todavía se vive en familia, y todavía se conserva el compartir en la mesa.
¿Cómo llegó a ser parte de la agrupación?
Siempre me llamó la atención poder participar de las actividades del grupo, pero no tenía 60 años.
Cuando cumplí la edad necesaria, ingresé primero a la Casa del Adulto Mayor que se encuentra en Alonso de Ercilla a baile entretenido, gimnasia y pilates. Fui conociendo gente y me invitaron a participar de un grupo de adultos mayores, donde se juntaban una vez al mes. Fui a un par de reuniones para ver cómo era el grupo, me gustó e ingresé.
¿Cómo funciona la organización de la agrupación?
Esta agrupación tiene casi 20 años, y nació bajo el alero del entonces consultorio Gil de Castro. Al grupo puede ingresar cualquier persona al cumplir los 60 años. En cuanto a las reuniones, las realizamos una vez al mes. Tomamos once y conversamos acerca de lo que vamos a realizar durante ese tiempo.
Además, cada socio tiene que pagar una cuota para poder realizar alguna actividad a fin de año. generalmente nos gusta salir a comer y que nos atiendan.
No tenemos actividades que deportivas, porque nuestra sede es pequeña para la cantidad de personas que somos, pero aquellas socias que necesiten gimnasia, baile entretenido u otra actividad, van al centro Alonso de Ercilla, el cual realiza talleres gratuitos para el adulto mayor.
¿Cómo es ser presidenta de una agrupación de adultos mayores?
Es difícil, porque hay que lidiar con diferentes carácteres, pero gratificante a la vez. Yo me preparé con cursos de liderazgo realizados por Senama y Caja Los Andes. Yo recomiendo que si alguien tiene la opción de formar parte de alguna directiva, la tome sin dudar.
¿Cuáles son sus planes luego de dejar la presidencia?
Seré una oyente más, pero dedicaré más tiempo a regalonear a mi abuela que tiene 93 años y a otros ancianos necesitados a los que no he podido visitar por falta de tiempo. En el fondo,dedicarme un poco más a mí misma.
Carla Ilabaca Jara