Certificación en el turismo
Ante la creciente demanda de servicios turísticos que se registra en la región, y que este año resulta fácilmente comprobable, incluso sin disponer aún de cifras oficiales en torno a la actividad, se hace imprescindible lograr las mejores formas de certificación con respecto a la calidad de la oferta por parte de operadores registrados y de los establecimientos que se desempeñan en su entorno.
Lo importante es que el conjunto de los actores de la industria se muevan en sintonía, no solamente hacia objetivos comunes, sino también en la tarea de otorgar identidad y patrones de medida similares como un factor más de categoría para recibir a los visitantes.
Es en este sentido que asoma como muy adecuada la preocupación del Servicio Nacional de Turismo, Sernatur, por lograr que la oferta regional resulte cada vez mejor, lo que implica contar con el compromiso de los propietarios o encargados de locales de alojamiento, gastronómicos, agencias de viajes, tour operadores, actividades de aventura y guías de turismo, mediante la certificación a través de un sello de calidad, en un programa desarrollado a través de la Ley de Turismo, que entrega los lineamientos legales que finalmente son el sustento del sistema de certificación.
El papel de las certificaciones ha asumido una importancia creciente en todo tipo de actividades en el mundo y ya se puede decir que no hay ámbito de la actividad productiva que no esté sometido a una medición similar.
El turismo nacional estuvo durante mucho tiempo entregado a la voluntad de sus participantes, lo que se tradujo en notorios desniveles entre aquellos que mostraban interés por avanzar en la profesionalización del rubro y quienes continuaron aplicando viejas recetas.
Con la certificación se avanza decididamente en este sentido, porque se nivela hacia arriba y se logra la necesaria motivación por crecer hacia un servicio de la mayor calidad.