El ingeniero forestal Julio Ojeda Tabilo y el ingeniero comercial Juan Bautista Taito Cristofori son dos amigos que unieron inquietudes, gustos y capacidades para responder a una demanda que existía hace algún tiempo en Valdivia: la necesidad de contar con un negocio que muy temprano en la mañana, ofreciera un desayuno vitalizador a todos aquéllos que desempeñan labores en el centro de la ciudad.
Así nació Café Tentao, que abrió sus puertas al público el 12 de febrero de 2015 y cuyos dueños esperan convertirse en los preparadores del mejor café de Valdivia.
- Ustedes desarrollaron esta iniciativa a partir de la búsqueda de un café, ¿no es así?
- (Julio Ojeda). En efecto, mi amigo y yo somos dos amantes del café y recorrimos hace muchos años cafeterías en Santiago, Concepción, Temuco y Valdivia, y nos dimos cuenta de que si bien hay buenas cafeterías, existe poca gente que sepa preparar un buen café.
Como nuestra idea es montar cafeterías en terminales de buses, hemos hecho negociaciones con algunos de ellos; sin embargo, se han vuelto muy largas y empezamos a buscar locales en Valdivia para ir probando. En esa búsqueda nos encontramos con el recinto que ahora tenemos en Camilo Henríquez, casi al llegar a avenida Alemania.
La verdad es que nos gustó la figura del local más una terraza, aprovechando el recinto que está justo en la esquina.
- ¿Cuál es la apuesta de Tentao?
- Bueno, primero tenemos que rentabilizar. El modelo de negocios va muy bien asociado a una terraza techada que instalaremos en el mediano plazo, en donde la gente va a poder disfrutar de un buen café y podrá combinarlo con un cigarrillo.
Actualmente estamos entregando desayunos temprano, en un amplio horario; y tenemos sándwiches de primera calidad que preparamos en nuestro local.
¿Por qué piensan en un espacio para fumadores, si la tendencia nacional y mundial es ir desincentivando el consumo de tabaco?
-Hay que buscar un modelo de negocios y nosotros queremos acoger a esa gente que gusta de fumar y hoy está obligada a hacerlo afuera de las cafeterías de Valdivia, muerta de frío en invierno y debajo de un quitasol.
-¿Qué es lo que ofrecen a sus clientes?
-Nosotros trabajamos con Oma, una marca colombiana de café, así como lo es Juan Valdez. A diferencia de esta última, que trabaja con mucha publicidad, Oma prefiere centrarse en la calidad. Solamente se encuentra en cafeterías, restoranes y hoteles. Esto también pasa en Colombia: no lo vas a pillar en supermercados, sino sólo en hoteles, restoranes y cafés.
Ahora bien, en las mañanas estamos trabajando fuertemente con promociones de desayuno, ofreciendo un café americano, un café tradicional que es un espresso disuelto en agua, acompañado de una marraqueta que puede ser queso-jamón o queso-palta, por $1.900.
También estamos haciendo panqueques en la mañana; el cliente lo pide y nosotros lo preparamos. El cliente recibe un producto calentito, con manjar y bañado en chocolate con un poco de azúcar flor.
-¿A qué aspiran ustedes?
-Pasa es que estamos en negociaciones con algunos terminales del sur del país, para entrar con cafeterías; además de aprovechar la logística de distribución a esas cafeterías, para cubrir necesidades de sándwiches y algunas cosas dulces en estaciones de servicio, que hoy son abastecidos desde Santiago. Estamos pensando en abrir también un segundo local en Temuco.
Como emprendedores, la idea es no quedarnos contentos con un solo negocio. Queremos hacer algo para, quizá, en diez años más decir: "Oka, tarea cumplida, colocamos administración y nosotros nos vamos a recorrer el mundo y disfrutar el trabajo de esos diez años".