Orar por las vocaciones
OBITUARIO
Este domingo, la Iglesia celebra en el cuarto domingo de Pascua, la figura del Buen Pastor. El pastor es Jesús, como nos lo dice Él mismo, en el texto del evangelio de Juan propuesto para la liturgia de este domingo (Jn 10, 11-18): "Yo soy el buen pastor, el buen pastor da su vida por las ovejas". Toda la referencia pastoril que hace Jesús en contraposición al asalariado que huye cuando el rebaño es atacado por el lobo, tiene que ver con el tipo de relación que existe entre cada uno de los tipos de pastor que se muestra en el texto bíblico.
El asalariado, por estar interesado sólo por el dinero que gana por el cuidado de las ovejas, no está dispuesto a arriesgar su propia vida por el rebaño encomendado; no así, en cambio, el buen pastor. La razón de esta diferencia pasa por el conocimiento. Jesús dice: "Yo conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí". Este "conocer" bíblico pasa por una relación profunda e íntima. Es lo que llamaríamos una relación pastoral, y no una relación funcional. El buen pastor no es un funcionario, sino un pastor que entrega su vida; no porque haga muchas cosas, sino porque lo que hace lo hace con amor y entrega desinteresada.
Este domingo, hace más de cincuenta años, es dedicado para orar por las vocaciones sacerdotales. Pidamos con fe para que los jóvenes de nuestras comunidades y colegios que se preguntan por la vocación sacerdotal, no teman de buscar acompañamiento en sus inquietudes.
Carlos Martínez
Opinión