La erupción más grave del Calbuco duró tres años: 1893-1895
Antecedentes. La emergencia que enfrentan en estos días la región de Los Lagos y el país, forma parte de la acción cíclica del tercer volcán más activo de Chile. Aquí, el relato recogido por el docente de la USS Carlos Ibarra, de su actuación más extensa y peligrosa.
El volcán Calbuco (ó Quillaype) pasó 43 años sin hacer erupción y muchos pensaron que estaba "apagado". Pero para el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomín) esa aparente pasividad nunca fue tal. El 3 de mayo del año pasado, esa repartición pública emitió un informe donde destacaba al Calbuco como el tercer volcán más activo de Chile, entre diez de alta actividad.
Según los datos del mismo servicio y del Archivo Nacional de Volcanes (www.archivonacionaldevolcanes.cl), el Calbuco tiene un registro histórico que se remonta a una actividad eruptiva a fines del siglo XVIII (1792), aunque los testimonios no nos dan mucha seguridad este evento. Con más certeza, existen estudios científicos que avalan erupciones cíclicas en tiempos más recientes desde fines del siglo XIX hasta 1972. De este modo podemos agregar las erupciones de 1893 - 1895, 1906 - 1907, 1909, 1911, 1917, 1929, 1932, 1945 y 1961.
De todas ellas, una de las más recordadas es la de 1961, pues se asocia generalmente a que fue una consecuencia del terremoto de 1960 que asoló el sur de Chile. Pero si bien fue una erupción de gran impacto visual, sus consecuencias no son comparables con otra anterior y que ha sido olvidada por todos: la del trienio 1893 - 1895, descrita como "la más destructiva".
Buena parte de los testimonios sobre ese evento natural se encuentran en los "Anales de la Universidad de Chile", publicación semestral donde se daba cuenta de los estudios sobre fenómenos naturales que se desarrollaban en distintos puntos del territorio del país. Esa erupción en particular había llamado la atención de varios profesionales de la zona afectada. De entre ellos podemos destacar las cartas e informes de Roberto Pöhlmann, Hans Steffen, Oscar von Fischer, Osvaldo Heinrich, Alfonso Nogués y Carlos Martin.
TEMBLORES previos
Según Martin, médico residente en Puerto Montt, la erupción del Calbuco de 1893 fue antecedida por temblores, tormentas eléctricas e intensos días de lluvia, que terminaron por provocar un aluvión que hizo trizas algunas casas aledañas a los ríos Hueñu - Hueñu y Blanco (ladera este del volcán), haciendo que el curso del río Petrohué aumentara en tal nivel su caudal que un vaquero que por esos días intentó cruzarlo murió ahogado en sus aguas (enero de 1893). No fue la peor crecida: en abril el fenómeno se repitió, esta vez como consecuencia de la erupción del Calbuco.
Al respecto, Oscar von Fischer señalaba: "Parece que cuando la actividad volcánica (…) alcanzó mayores dimensiones se derritieron repentinamente los extensos campos de nieve que se encontraban en las faldas orientales del volcán. Las aguas bajaron con tal fuerza que en el espacio de más o menos 15 kilómetros arrastraron cuanto se presentaba en el trayecto dejando completamente despejada una cañada que se extiende desde el pie del volcán hasta el río Petrohué y que tiene un ancho que varía entre 300 y 1.000 metros".
En cuanto a la erupción en sí, todos los autores citados coinciden en que comenzó a mediados del mes de febrero de 1893 cuando se observaron las primeras nubes de vapor que salían desde el cráter del volcán. A partir del día 16 de febrero la situación empeoró en cada nueva jornada. Si bien la primera erupción fue más bien "suave", ésta comenzó a mostrar su bravura a partir de abril, cuando los colonos del sector de Ensenada y La Poza debieron hacer abandono de sus viviendas debido a una continua lluvia de cenizas y que duró algunos meses, lo que obligó a que los habitantes de Ralún también debieran irse de sus casas. Los estudiosos que se atrevieron a visitar la zona en los días posteriores al inicio del evento, señalaron dentro de las familias afectadas a los Schmincke, Bittner y Rosa, aunque seguramente fueron más. Según describen estos verdaderos cronistas del fenómeno, el 5 de octubre de 1893 hubo una fuerte explosión seguida de una lluvia de piedras calientes y una espesa nube de ceniza que obscureció un área de 10 kilómetros a la redonda. Hacia el 22 de octubre en Puerto Octay no se podía ni siquiera leer a la luz de las lámparas. Según otro colono - de quien sólo se da su apellido (Gädicke) - la lluvia de ceniza y la consecuente obscuridad llegó también hasta esa zona y otros sectores más lejanos tales como Osorno, San Pablo y Río Bueno.
DE ENSENADA A rALÚN
Otro testimonio lo efectuó Oscar von Fischer quien los días 25 y 26 de octubre efectuó una expedición cuya misión era llegar desde Ensenada a Ralún, : "(…) Aunque estábamos preparados para una vista tristísima no se puede escribir la impresión de profunda melancolía que nos causó el paisaje. Plomo y plomo todo. Suelo, casas, piedras y palos, troncos, ramitas y hojas de los árboles y hasta el pasto, todo estaba cubierto de un polvo plomo y finísimo. El menor viento lo levantaba, y en el momento se nos llenaban los ojos, narices, boca y orejas produciéndose una irritación en alto grado molesta".
Según este explorador, el estero La Poza también generó un aluvión de proporciones destruyendo la casa y chacras de la familia Schmincke.
puerto montt
Mientras tanto los puertomontinos seguían su vida habitual - aunque atentos el fenómeno - hasta que el 29 de noviembre de 1893 el volcán Calbuco les hizo saber que ellos no quedaban exentos de su accionar.
Ese día se desató una violenta erupción de ceniza y una inmensa nube llegó a la capital de la provincia de Llanquihue, lo que generó gran pavor entre la gente.
Según Carlos Martin "de muchos, se apoderó el miedo. Y ya las calles quedaban tan oscuras que los transeúntes no encontraban su camino, hasta el extremo que unos tropezaban con otros. Ya la nube de polvo volcánico había alcanzado el nivel de la tierra y del mar. Se deshizo en una lluvia silbadora, pesada, aguda, punzante, dolorida, primero de piedras menuditas, después de arenilla, al fin del polvo más fino que se puede imaginar. (…)"
Según este médico el fenómeno de oscuridad cubrió un radio máximo de 60 kilómetros hacia el oeste.
Durante los meses que duró el evento, localidades como Ralún, Ensenada y La Poza fueron despobladas, así como todos los sectores cercanos al río Petrohué y la ensenada del Reloncaví, lugares que vieron destruidas sus cosechas y muerto su ganado. Los bosques cercanos fueron quemados.
Hasta noviembre de 1894 y fines de febrero de 1895, todavía se veían llamaradas en el cráter y solfataras en la laderas del lado este, lo que Carlos Martin aseguraba pues él mismo fue testigo de ello en una de las tantas expediciones que se originaron como consecuencia de esta erupción.
Hacia 1895 la erupción ya había amainado completamente.
A diferencia de esos años, la mayor parte de las cenizas en las últimas erupciones del Calbuco después de la de 1893 - 1895 han ido a parar a la cordillera pero, paralelamente y en forma muy desafortunada, ha afectado a poblados y ciudades de la hermana república Argentina, tal como está sucediendo ahora y como también lo vimos cuando hizo erupción el cordón Caulle, o cuando hizo lo propio el Chaitén.
"Recordar estos hechos nos ayuda a concientizarnos en torno a los riesgos que acompañan a estos fenómenos…"
Carlos Ibarra R. © Mg. en Historia mención Historia de Chile, Docente USS
Relatos
Excursión Heinrich 1894 "...de repente se abre delante de nosotros el cráter, y como encantados quedamos parados para mirar las gruesas masas de vapor que salen sin cesar de sus grietas".
Ceniza en Puerto Montt "El mismo polvo cubrió la ropa y pasaron semanas sin que se pudiera borrar sus restos, llenó los bigotes de los hombres, el pelo de las mujeres, y era rebelde al lavado..."(Carlos Martin, 1894)
1792 es el año
del primer registro histórico de una erupción en el Calbuco, pero no hay mayores antecedentes de ella. La siguiente correspondió a 1837 y duró hasta 1838.
12 erupciones
han ocurrido en el Volcán Calbuco desde el siglo XVIII a la fecha. Ocho de ellas fueron registradas durante el siglo XX: 1906, 1911, 1917, 1929, 1932, 1945, 1961, 1972.
43 años
pasaron desde la erupción de 1972 hasta la de abril de 2015 en el Calbuco. El volcán es considerado el tercero más activo de Chile, en una lista que encabezan el Villarrica y el Llaima.