Un personaje como salido de una novela, una leyenda, pero al mismo tiempo un ser de carne y hueso. Su vida contada en un libro de 500 páginas, ha sido recientemente publicada por la Academia de Historia Militar de Chile.
José Miguel Varela Valencia fue un militar y un abogado que titulado a los 22 años había nacido en Concepción en1856. Su patriotismo le llevó en 1879 a enrolarse voluntariamente en el ejército, siendo parte del Regimiento de Granaderos a Caballo. Participó en las campañas de Tarapacá y Lima, en las batallas de Tacna, Chorrillos y Miraflores. Junto a su fiel caballo "Carboncillo" y sumido en las penurias de la guerra, vio a cada paso el sufrimiento y la muerte. Lamentó siempre que siendo el ejército vencedor constituido por más del 90 % de civiles, el gobierno los olvidase después de la victoria, acuñándose desde ese tiempo la socorrida frase de "el pago de Chile".
Después establecido en Angol, de nuevo en los conflictos de la pacificación de la Araucanía, donde libró numerosas acciones. Allí estaba con la caballería de los Húsares cuando el presidente Balmaceda le nombró Jefe de la Comisión Repartidora de Tierras Fiscales. En ese cargo por su afán de justicia, se hizo de numerosos enemigos, al no ceder a las presiones de ningún grupo.
Estuvo con el Presidente Balmaceda en la inauguración del viaducto del Malleco y guardó para él, una gran lealtad que le llevó de nuevo a la guerra en los aciagos días de la revolución de 1891. En la batalla de Placilla fue gravemente herido y fue testigo de tropas que se pasaban de su bando a los congresistas para lo cual daban vuelta el uniforme. De allí la expresión de "darse vuelta la chaqueta".
Vuelto a sus actividades de abogado se radicó en Valdivia, desde la primera década del siglo XX. Aquí se desempeñó como notario público y de hacienda, conservador de comercio y minas y auditor de guerra. Su estampa atildada unida su espíritu altruista pronto le hicieron descollar en la ciudad, donde participó activamente en sus instituciones, la que lo premió con el título de hijo ilustre. Falleció en Valdivia en 1941 y sus restos fueron trasladados a Santiago al Mausoleo del Ejército. De ahí tiempo después se le sepultó en el de su familia. Una calle recuerda su nombre.
Oscar Gayoso Aguilar
Columna