Editorial
El uso de elementos contaminantes más la caída de cenizas volcánicas hace una mala combinación sobre la ciudad. La ciudadanía no debe olvidar que debe vivir preparada para salir adelante.
Calidad del
aire valdiviano
Además de los acontecimientos generados ocasionalmente por la naturaleza y que en los últimos meses han marcado a fuego grandes zonas de nuestro país, como aluviones y erupciones volcánicas, y que en el último caso también se han hecho sentir de manera secundaria en el territorio de Los Ríos, la ciudadanía no debe olvidar que debe vivir preparada para salir adelante frente a situaciones perfectamente esperables, como las que cada año nos depara el invierno.
Es lo que ocurre, a manera de ejemplo, en la ciudad de Valdivia con las alertas sanitarias por mala calidad de aire, que se producen cuando las bajas temperaturas obligan al uso de los más diversos tipos de calefacción domiciliaria, incluyendo a aquellas que provocan contaminación, saturación aérea, que a su vez se convierte en motivo de prohibición del uso de aquellos artefactos que utilizan a manera de combustible elementos que ayudan a deteriorar la calidad del aire. Más específicamente se trata en la mayoría de los casos de leña húmeda.
Ya el año pasado la población conoció las alertas sanitarias con prohibición del uso de calefactores contaminantes, aquellos que envían partículas fuera de las viviendas hasta convertir el aire valdiviano en una nociva combinación que afecta directamente la salud de las personas.
A pesar de las determinaciones adoptadas por los expertos a través de las autoridades ambientales, es fácil apreciar que tras los primeros días en que el frío se ha hecho presente sin disimulo, que en muchos hogares no se toma mayormente en cuenta la recomendación de usar leña seca y de las chimeneas continúa emanando un humo espeso y de aspecto inconfundible.
Cuando esta situación se suma a la excepcional caída de cenizas volcánicas, como ha ocurrido en las últimas semanas, se completa un cuadro lamentable, que ha obligado a adelantar el periodo de vigencia de la Alerta Sanitaria, lo que implica la llegada de las restricciones según calendario. Es molesto para los afectados, pero totalmente necesario.