El desafío de la gestión en enfermería
Los avances en el área de la salud en nuestro país, han introducido el término de "calidad" en la profesión de la enfermería, como una forma de implementar el cumplimiento de las normas y procedimientos de atención que se relacionan de forma directa con la excelencia en los cuidados en salud de las personas.
En esta misma línea, la percepción que las personas tienen en cuanto a la atención entregada y los índices de satisfacción que reflejan los usuarios, guardan una estrecha relación con el trato humanizado en los cuidados. Es decir, debe existir necesariamente un equilibrio entre la ciencia, la técnica y la vocación.
En este sentido, la Gestión del Cuidado de enfermería enfoca su quehacer en planificar, organizar y motivar los cuidados oportunos, seguros e integrales que aseguren la continuidad de la atención de los pacientes, de modo de que sea un aporte al compromiso social de cuidar a los más vulnerables.
Sin embargo, la espiritualidad en el ámbito de la salud es lo que distingue y caracteriza a un equipo de enfermería, donde el compromiso social se apoya en valores vocacionales de quienes la practican y en simples actos de bondad, solidaridad, trato afectuoso, sin discriminación y la disposición de esfuerzo y sacrificio.
El desafío que se plantea entonces, está en alcanzar el perfecto equilibrio entre la calidad del acto de cuidar, por un lado, y lo establecido desde la perspectiva disciplinar, por otro.
Todo esto, sin perder de vista el cuidado del paciente y su familia, de modo de aumentar el número de experiencias positivas y felices entre los usuarios, traducidos en términos de empatía y afecto en su estadía en el hospital, más allá del estricto cuidado clínico y la correcta aplicación de los procedimientos.
La comunidad debe involucrarse y participar en temas de salud con el objetivo de recibir sugerencias y transformarlas en acciones que permitan elevar el grado de satisfacción en la atención.
Lorena Smith Winkler
Columna