Tres de las cinco familias que perdieron completamente sus viviendas y enseres en el incendio de la población Lolquellén en Panguipulli, son apoyadas por autoridades del gobierno regional y la Municipalidad de Panguipulli, para obtener en el Ministerio de la Vivienda y Urbanismo, un subsidio que les permita reconstruir sus casas en los sitios que son de su propiedad.
El concejal Rodrigo Valdivia, señaló que también se ha oficiado a la Onemi, para ver la factibilidad de otorgar viviendas de emergencia a las familias damnificadas, cuyo costo supera los 2 millones de pesos y que posteriormente podría permitir ampliarlas, a quienes obtengan los subsidios.
Los damnificados permanecían ayer albergados en la sede de la junta vecinal de Lolquellén, donde se esperaban 27 colchones, 54 frazadas y 27 colchonetas, solicitadas igualmente por el municipio a la Onemi.
damnificados
Cada familia afectada vive ahora su propio drama, a causa del incendio, cuyo origen aun no está precisado, tras las pericias del Labocar de Carabineros.
El caso del pastor de la iglesia Pentecostal Abiazer, Hernán Neguel , y su esposa, pastora Dionila Inostroza, es que hace 32 años construyeron con esfuerzo su casa, en la que crecieron sus dos hijas.
Al pastor hace tres meses lo operaron del corazón, y el día anterior al incendio se había descompensado y estaba en cama. Su familia perdió cerca de un millón de pesos, entre los sueldos del matrimonio, y un tercero, de una de sus hijas. Los billetes se quemaron.
Modesto Segura, obrero, hace 17 años construyó su casa, y el día del incendio no había nadie en el domicilio, reconociendo que dejaron la cocina con leña. "Nos quedamos con lo que teníamos puesto", dijo con su esposa, Ximena Catripán. Hace un año, con sus tres hijos, escaparon con vida de otro incendio en el campo.
Destacan reacción
solidaria vecinal
Los vecinos de la población Lolquellén han reaccionado solidariamente. Es el caso de Mariela Martínez, quien ofreció su casa a la familia Neguel Inostroza y sus dos hijas. Y como ella, otros más que han llegado con víveres y ropa hasta la sede social, donde los albergados estarán hasta que la solución habitacional para ellos se haya logrado. Todos aseguraron estar bien y no hubo reclamos. Más bien, reconocimiento para todas las autoridades que hacen gestiones para ayudarlos.