LUIS MATAMALA, un dirigente vecinal que a sus 80 años sigue trabajando
TENACIDAD. Ha desempeñado labores como deportista, militar, dirigente deportivo y vecinal, funcionario público. Y no piensa bajar los brazos.
Hoy es un día de fiesta para el dirigente deportivo y vecinal Luis Octavio Matamala Ekhardt, porque cumple 80 años de vida. La alegría de saber que la moderna multicancha de la población Bueras, en Valdivia, llevará su nombre no se ve opacada siquiera por el linfoma gástrico que lo aqueja y al que ha opuesto una lucha sin cuartel. "He sobrevivido más tiempo del que me vaticinaron, el doctor León me dijo que viviría cinco años y ya llevo diez", asegura. Y agrega: "La salvación de mi dolencia se la debo a un pueblo de Namibia. Como mi hija es enfermera y trabajaba con personas que venían a cursar estudios desde el extranjero, conoció a un doctor de ese país y le contó mi historia. Él le dijo: 'Yo voy a mandar a pedir unas inyecciones especiales para tu papá'. Eso fue en 2006, y me llegaron 14 inyecciones para que el cáncer no me entrara a los huesos. Y aquí estoy".
EL JOVEN FUTBOLISTA
Matamala nació en el sector de Las Mulatas en Valdivia. Sus padres fueron Samuel Matamala Flores -que fue funcionario en la Escuela Normal- y la dueña de casa Paulina Ekhardt Leal. Desde niño lo embrujó el deporte: "A los 13 años llegué a la población Bueras y comencé a realizarme en el fútbol, haciéndolo siempre con responsabilidad".
- ¿En qué posición jugaba?
Yo era defensa, pero a diferencia de lo que ocurría antes, cuando los puestos estaban limitados, yo arrancaba hasta adelante.
- ¿Se consideró un buen jugador?
Decir que uno fue del montón suena muy feo, por eso prefiero decir que fui uno de esos jugadores que mojaba la camiseta y obraba con disciplina.
Cuando empecé a crecer en años, mi trayectoria puede resumirse así: jugué en cuarta, entré a la serie de reserva del Santiago Bueras, después a primera y posteriormente salí llamado a la Escuela de Infantería de San Bernardo, donde me tocó jugar y ser dirigente deportivo en el Juventud de Buenos Aires de esa ciudad.
EN LAS FILAS CASTRENSES
- A usted lo llamaron para cumplir con el servicio militar. ¿Qué recuerdos tiene de esa época?
Me fui a la Escuela de Infantería. Allí estaba un hermano mío que era cabo de Ejército. Él me incentivó a jugar por el club de fútbol.
Pero el recuerdo más grande y el honor más importante de mi vida ocurrió en 1953. Ese año se formaron unos tres mil soldados para el aniversario de la escuela, y su director, el coronel Alfonso Cañas revisó las tropas y de repente dijo: '¡Luis Matamala!'. Sí, mi coronel, le respondí. 'Usted va a ser el guardaespaldas del presidente Carlos Ibáñez del Campo'. 'A su orden, mi coronel', le dije.
Volví a Valdivia y fui el mejor conscripto del regimiento Caupolicán. Estuve casi dos años en el Ejército.
EL DIRIGENTE
- ¿Retomó sus labores deportivas?
Sí, regresé a la población y me di cuenta de que el deportivo Santiago Bueras estaba stand-by. Entonces, nos juntamos unas 80 personas y dije: 'José Oyarzún, quiero que seas el candidato a presidente'. Él se excusó a través de una carta, pero me recomendó. Y desde aquel tiempo presidí el club por más de 50 años.
- ¿Cuáles son sus logros más importantes como dirigente deportivo?
La iluminación por primera vez en Valdivia de una mulicancha, y la creación del beibifútbol. También estuvo la formación de boxeadores, como Germán Puchi, Alfonso Cariaga, Manuel Rodríguez y Ricardo Fernández.
- ¿Y como lider vecinal?
Fui dos veces presidente de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos de Valdivia, presidente de la junta de vecinos N° 8 Bueras... ¡Tantas cosas! Si hasta llevé la Orquesta de Cámara de la Universidad Austral a la población, y no volaba una mosca entre la gente, todos escuchando atentamente.
"Me encanta hacer lo que hago. Trabajo sin interés particular, sólo por vocación de servicio".
Luis Matamala Dirigente vecinal y deportivo
Un hombre de vida muy activa
Sus estudios los realizó en la Escuela N° 3 y en la Escuela Vocacional de Valdivia, donde obtuvo el título de mecánico de precisión. Su vida laboral transcurrió en muchas labores: trabajó en una maestranza que fue propiedad de uno de sus hermanos y también en la Universidad Austral de Chile, la Escuela Normal, la Dirección de Obras Sanitarias y la Municipalidad de Valdivia. De su matrimonio con Norma Robles Celedón tuvo sólo una hija: Sandra, que es enfermera universitaria.