Encuentra trabajo en algo que te haga feliz y no trabajaras nunca más". Esta reflexión tiene mucho sentido para introducir un tema tan abstracto como la felicidad organizacional; ya que cuando hablamos de felicidad, nos referimos a un concepto universal, democrático y presente en todas las culturas y tiempos de nuestra historia. Cuando logramos definir que la felicidad puede ser parte de un conjunto de factores que generan un estado de armonía, con las necesidades que he decidido priorizar, es muy posible llevarlas al escenario del trabajo. Maslow, postula que satisfaciendo ciertas necesidades con origen en los aspectos fisiológicos, podemos llegar al estadio de la autorrealización, por lo cual podríamos sostener que es un estado, en términos conceptuales muy similar a lo que entendemos por Felicidad o Plenitud.
¿Es entonces una responsabilidad de la Organización potenciar la felicidad en sus espacios? ¿O es un acto de intromisión a la libertad de cada cual? Es esto ¿una forma demasiado invasiva de entender a los colaboradores?
Un estudio de la empresa Gallup, sostiene que entre el 75 y 80% de las personas, aportan por debajo de lo que podrían hacerlo en sus lugares de trabajo. Este número se explicaría por la falta de "felicidad "o entusiasmo de las personas hacia su trabajo. Para nadie es un misterio que un trabajador satisfecho (por ejemplo, según las necesidades de Maslow) o feliz según otros, es un capital humano que no sólo reporta y contagia entusiasmo en su trabajo, sino que genera mayor productividad para la empresa. Bajo este argumento, el poder estimular este tipo de satisfacciones a los empleados de una empresa, ya no se ve como un acto tan alejado que esté presente en la carta Gantt de la estrategia del área de desarrollo de personas de cualquier empresa.
La Felicidad, es a lo que aspiramos desde todo punto de vista. Según Aristóteles, se trata de la aspiración suprema, el más trascendental quizás de los anhelos. Considerando que gran parte de nuestras vidas transcurre en el escenario laboral, por lo que darle un sentido "feliz" a estos espacios de nuestros días, quizás sea el secreto para alcanzar esta genuina, democrática y humana aspiración, al menos en el no menor horario de oficina.
La gestión de la felicidad en el entorno laboral debe convertirse en un reto común.
Francisco Videla C.
Columna