Ya es un hecho que la concreción de nuevas vías de acceso desde Valdivia hacia Isla Teja y nuestra costa demorará, al menos, un par de años más.

Si los plazos comprometidos por el Ministerio de Obras Públicas se cumplen, el Puente Cau Cau estará operativo en dos años más; el puente Los Pelúes iniciará el 2016 recién su primera etapa de prospección arqueológica y ni siquiera hay fecha de inicio del diagnóstico del Puente Pedro de Valdivia y el diseño del puente paralelo.

Se vienen años complicados en la conectividad urbana y dependemos de los ministerios sectoriales para la ejecución de infraestructura vial de conexión entre el centro y el sector Isla Teja. Por ello, la Municipalidad está convocando a una mesa intersectorial, con actores públicos y privados, para que se adopten medidas que permitan paliar los problemas de conectividad que sufre actualmente el acceso a Isla Teja y la costa.

Este no es un tema sólo del verano. Efectivamente, durante la época estival la capacidad del Puente Pedro de Valdivia se ve colapsada, prácticamente, todo el día. Sin embargo, durante el año la misma estructura sufre complicaciones en los horarios puntas, lo que afecta a los habitantes de los sectores costeros y la Isla Teja y a los trabajadores que retornan desde dichos sectores a la ciudad.

Es necesario activar medidas de contingencia para garantizar, por ejemplo, la oportuna llegada de los organismos de emergencia ante situaciones de urgencias. Podemos organizar el tránsito vehicular junto a las instituciones privadas que generan el mayor uso de automóviles en horarios peak, para disminuir las complicaciones durante el año.

Sentados en la misma mesa, podemos revisar el estado de avance de los proyectos de infraestructura para la conexión vial entre el centro y la Isla Teja, realizar un seguimiento permanente y gestionar soluciones en el nivel central de manera conjunta, cuando los servicios regionales no sean escuchados por sus ministerios.

Hay que ser claros: el diagnóstico que se nos presenta es complejo, pero con una evaluación realista se podrán tomar las medidas necesarias que permitan reducir esas complejidades.

Omar Sabat Guzmán

Alcalde de Valdivia

30 años | 3 de noviembre de 1985

Bomba destruyó vidrios en el edificio municipal

Un artefacto explosivo fue detonado por desconocidos en el frontis del edificio de la Municipalidad de Valdivia, a las 22.30 horas de anoche. El estallido, de considerable sonoridad, hizo volar la totalidad de los vidrios del primer piso del inmueble y también causó daños en niveles superiores. Nadie ha reivindicado el hecho.

20 años | 3 de noviembre de 1995

Retiraron los barcos viejos de ríos Calle Calle y Valdivia

La Gobernación Marítima de Valdivia dio por concluidas las tareas de retiro de los restos abandonados de embarcaciones que permanecían como chatarra en los ríos Calle Calle y Valdivia. Veintitrés restos ya fueron retirados y otros siete están a la espera. El caso más notorio fue el del antiguo barreminas "James Bay".

10 años | 3 de noviembre de 2005

Refuerzan fiscalización en los locales nocturnos

Un informe del Cuerpo de Bomberos de Valdivia fue tajante al señalar que ninguno de los locales nocturnos de la ciudad cumple con la totalidad de las exigencias en materia de seguridad para sus clientes. A raíz de lo anterior, Carabineros intensificará sus tareas de fiscalización para prevenir la ocurrencia de hechos lamentables.

Desde el punto de vista de simple ciudadano convertido en espectador esperanzado en que cada una de estas situaciones alcance un final razonablemente satisfactorio para las familias involucradas, se hace muy difícil establecer un patrón común que acerque los casos de personas desaparecidas en la Región de Los Ríos durante los últimos años.

Ante los ojos no expertos de quien intenta solidarizar con personas que muy probablemente no conozca, pero que igualmente se hacen cercanas por un gesto de humanidad, se hace imposible tratar de elaborar un perfil común, puesto que entre quienes se alejaron sin poder entregar explicaciones hay desde adolescentes hasta adultos mayores, provenientes de distintos estratos socioeconómicos y que protagonizaron hechos ocurridos tanto en la soledad de un campo como en la aparente notoriedad de las ciudades.

Lo concreto es que sigue pasando el tiempo y el misterio continúa envolviendo a una docena de habitantes de esta tierra sin que exista el más mínimo indicio acerca de qué fue lo que les ocurrió. Sus familiares, en la mayoría de los casos, continúan formulando llamados para realizar los esfuerzos que puedan conducir a alguna pista, pero las circunstancias insisten en sobrepasar la capacidad de los entes comunitarios para encontrar respuestas.

Los ejemplos de las familias sufrientes se reiteran cada vez que surge una situación similar o cuando ocurre un suceso que sirve para traer a la memoria un caso específico, pero en el fondo no se llega a conclusiones más novedosas que los lamentos y la resignación porque nada ni nadie puede asegurar que mañana no estaremos lamentando un nuevo episodio de estas características.

Frente a tan lamentable panorama, quizás lo único que puede llevar un consuelo al conjunto de la sociedad es la esperanza de que no se aparezcan nuevos dramas de este tenor, algo que se observa como difícil, al tenor de lo ya comentado, pero que puede verse atenuado en la medida que exista voluntad para lograrlo.