Carlos Vargas Serón tiene 83 años (nació en 1933) y toda una vida ligada a la Séptima Compañía de Bomberos de Valdivia, institución de la cual es Bombero Insigne y además tesorero honorario, con 63 años de servicio ininterrumpidos.
A partir de esa experiencia, el mismo reconoce que uno de los valores principales que puede transmitir a las nuevas generaciones es que "la constancia y la disciplina son vitales en una labor como la de los voluntarios".
¿En qué momento decidió ingresar a Bomberos?
-Cuando era estudiante del Instituto Comercial fue que decidí ingresar a la Séptima Compañía de Bomberos. Eso fue en julio de 1952. Pasaron entonces varios meses de preparación hasta que en octubre de ese mismo año me aceptaron como bombero y tuve la posibilidad de ocupar varios cargos, porque éramos muy pocos y la mayor parte eran ya personas adultas, En ese caso, como yo era estudiante, sabía de redacción y escribía a máquina, me hice cargo de la tesorería quedándome ahí por 25 años, aunque también me correspondió oficiar como secretario.
¿Hay algún hecho que haya marcado su vida bomberil?
-El 2 de febrero del año 1957 estaba trabajando en el Banco del Estado, era un día sábado, y hubo un llamado de incendio. Partí corriendo a buscar un carro, el de la Primera no me acepto y fui a la Octava Compañía y me dijeron 'bueno, bueno vamos' y al llegar a calle Arauco nos encontramos de frente con el carro de la Cuarta Compañía que nos chocó, dejándonos en dos ruedas y caídos en medio de la calle. Ahí yo me encontré tirado, con un tremendo sol encima y tendido de espaldas. Me molestaba harto el pie izquierdo, lo levanté y me colgó. Ese día hubo un muerto y yo salí herido por lo que soy cuasi mártir de la institución. Desde ese entonces no asistí nunca más a los incendios. Llevaba solo cuatro años en la compañía y tuve cien días de licencia médica.
¿Qué diferencias observa entre el ser un bombero antes y ahora?
-Cuando me inicié como bombero nos entregaban una casaca, un casco y cinturón. El pantalón y los zapatos había que mandar a hacerlos por cuenta propia. Ahora, en cambio, hay cascos especiales para el calor, para el humo, a uno le dan un uniforme completo, hasta las botas. Por ejemplo, tenemos muchachos que miden el doble que yo (1.90 metros) y a los que hay que mandarles a hacer en forma especial el uniforme, pero se hace. Yo me subía arriba de una silla al lado de ellos y quedábamos del mismo porte.
¿Qué significado tiene para usted ser bombero?
-A los bomberos no nos preocupa sólo el incendio, sino el bienestar de las personas. Y se va a reír con las tonteras que le voy a decir, pero cuando hay calles malas 'con ganas, como digo yo...' y voy caminado por la vereda, intento avisarle a los conductores para que tomen precauciones, aunque no me corresponda a mí. Me verán como un viejo intruso, pero me nace preocuparme del bienestar de las personas. Yo nací para servir a los demás de alguna manera, por eso cuando se habla contra los bomberos me hierve hasta donde no sé...
¿Y cómo observa la motivación de los cadetes hoy en día?
-La juventud está difícil en este momento, está rebelde en algunas cosas y todos los que eran medios revoltosos antes ahora son parte del directorio.
Entonces, como que se calmó la cosa. Por supuesto que hay gente que lleva el uniforme por compromiso, pero se dan cuenta de que no sirven y se automarginan. Nuestra compañía es una de las que tiene mas voluntarios, con alrededor de 60 cadetes, pero ¿qué hacemos para revertir eso? En marzo va una comisión al Windsor School y otros colegios para reclutar cadetes, siempre de los últimos cursos.
¿Le gustaría que fueran pagados los bomberos?
No, y estoy seguro en casi un 100% que ningún bombero va a querer ser pagado, pero sí que les reconozcan su labor.
Esta es una de las pocas partes del mundo en que los bomberos somos voluntarios. El día que sea pagado ningún bombero va a estar en eso porque nosotros nacimos para servir a los demás y se perdería la vocación que nos caracteriza.
"A los bomberos no nos preocupa sólo el incendio, sino el bienestar de las personas..." " Nuestra compañía es una de las que tiene mas voluntarios, con alrededor de 60 cadetes..."
"Llevamos 56 años con mi mujer..."
Uno de los mayores orgullos del voluntario Carlos Vargas es el matrimonio de 56 años que mantiene con doña Lucía Cuadros Rosas. Al respecto, recuerda que el día 7 de julio de 1958 yo estaba de cumpleaños y mi padre me dio un par de pesos para irme a comprar un número de lotería cerca del Club la Unión, donde había una chiquilla muy buenamoza de dependiente. Por suerte del destino ese día ella estaba reemplazando y me atendió. Entoces le vi los bonitos ojos que tiene y saliendo del local le pegué una mirada para atrás, cosa que a ella le gustró mucho. De ahí no me acuerdo muy bien como sigue la historia, pero nos casamos un año después, el 6 de julio. Hoy tenemos 5 hijos, nietos y bisnietos".
Adulto mayor