Frases
"Tenemos trabajadores que vendieron su casa para invertir su dinero".
Pedro Gajardo, ex gte. AC Inversions
"Todavía están a tiempo de revertir la medida".
Luis Larraín, de Cruzados SADP
"Tenemos trabajadores que vendieron su casa para invertir su dinero".
Pedro Gajardo, ex gte. AC Inversions
"Todavía están a tiempo de revertir la medida".
Luis Larraín, de Cruzados SADP
Más allá del impacto visual que provoca el tamaño de la obras en ejecución, de por sí llamativas, la presencia de las gigantescas grúas en proceso de ensamblaje en el sector de Las Mulatas tiene un valor intrínseco que constituye un buen apronte para el crecimiento de Valdivia y toda la región.
Que haya sido la zona la elegida para la construcción de estructuras de tanto volumen debe ser entendido como una gran posibilidad de consolidar uno de los más antiguos potenciales valdivianos, el de la industria naval y sus variantes, como el que asoma junto con las imponentes grúas que una vez terminadas serán trasladadas al puerto de Valparaíso a través de maniobras que también prometen resultar espectaculares.
Hasta el momento la construcción muestra importantes logros, fundamentalmente por intermedio del aporte privado, en materia de entrega de embarcaciones del más variado tipo, desde placenteros yates hasta macizos pesqueros, pasando por naves destinadas al turismo, pero hoy es un nuevo aspecto el que aparece en el horizonte, para hacer más variada la oferta de lo que se puede hacer en las orillas de nuestros ríos.
Precisamente es la naturaleza de la zona la que favorece el que se sigan impulsando iniciativas de este tipo, tal como lo resaltan los encargados de las obras al mencionar las razones que los llevaron a elegir Valdivia para tamaño desafío.
Las facilidades para levantar instrumentos de tan singulares dimensiones que ofrece la zona no se encuentran en otros puntos del país. Cursos fluviales lo suficientemente voluminosos para facilitar el paso de las naves que se harán cargo del traslado de las torres, sin elementos que podrían obstaculizar las maniobras, es de por sí un argumento de peso para entender la ubicación de los trabajos.
Lo mejor es que se plantea de inmediato la posibilidad de seguir adelante con desafíos de este calibre, con la consiguiente creación de plazas de trabajo para nuestra gente.
Hay quienes gustan de los fatigosos viajes vacacionales a remotos lugares que les hagan olvidar sus trabajos por un par de semanas. Pasan su tiempo de descanso subiendo y bajando de aviones, esperando en aeropuertos (habrá algo más cargante), hasta llegar al prometido paraíso, tan lleno de otros fugitivos como la metrópoli que se acaba de dejar. Yo no. Soy ocioso. Me gusta el ocio como un regalo que, en cuanto tengo posibilidad de tomar, acepto con deleite.
Así fue mi pasado febrero. Me moví lo menos posible de mi casa en los árboles. Porque además deberá admitir, lectora o lector, que nuestra ciudad en el mes de su cumpleaños es cada temporada más caótica.
Pero, madrugué, cada día de comienzos de mes, para ver desplegados en el cielo, propiamente en la eclíptica (por si alguien no lo sabe, el plano orbital del sistema solar), a los cinco planetas visibles al ojo desnudo y la luna. Es un espectáculo poco frecuente al que, por añadidura, se sumaron varios días de cielo despejado. Mercurio, tan difícil de ver por su cercanía al sol; Venus, el lucero de la mañana y la tarde; la Luna, nuestro satélite; Marte, el rojizo dios de la guerra; Saturno y sus anillos; y. Júpiter, el gigante,
¿Y qué? ¿Pagará eso mis tarjetas de crédito? ¿Subirá mi sueldo? ¿Convertirá a los lobos en ovejas? No. Nada de eso. Para mí, contemplar esa belleza y admirarse de que el hombre haya calculado sus caminos, es de esos momentos en que nos vemos enfrentados a la maravilla de la existencia. Y aunque se haya dicho millones de veces, lo volvemos a decir: quién así contempla el cielo es obligado a meditar sobre la pequeñez de nuestra vida humana y sobre la ruina en que estamos convirtiendo a nuestro planeta. Y ese tipo de reflexiones nos hace pensar, sin las sutilezas de los filósofos, sino con nuestro simple intelecto, en el Hombre, en su presente y su destino.
Así lo hizo toda su vida el maestro Umberto Eco, el último renacentista. El académico, lingüista, semiólogo, filósofo, novelista, clarinetista, erudito, enciclopédico y -last but not least- humorista.
Esperamos que, gracias a la enorme obra que, subido a hombros de gigantes, nos legó, no haya sido también el último humanista. Y que su ejemplo haga crecer en cada uno de nosotros la pasión por la Humanidad. Es lo menos que le debemos.
Dr. Roberto Matamala E. Instituto de Lingüística y Literatura, Fac. Filosofía y Hdes. UACh
Un insólito final tuvo el cotejo que sostuvieron en La Unión los locales de Centenario y Dos Álamos, de Los Lagos, por el campeonato regional. Obligados a definir en ronda de tiros penales, no lograban sacarse ventaja y cuando iban 14 a 14 decidieron salomónicamente que lo mejor era jugar otro partido, en la neutral Paillaco.
Consternación ha provocado en Valdivia lo noticia del fallecimiento de la médico psiquiatra infantil valdiviana Maritzel Brándago, de solo 26 años de edad, quien viajaba como pasajera en el avión de la aerolínea peruana Faucett, que cayó en las inmediaciones de la ciudad de Arequipa. La profesional regresaba desde Ecuador.
Contradictorias son las opiniones de los locatarios del Mercado Municipal de Valdivia al hacer un balance de la actividad durante el verano, aunque coinciden en que las ventas bajaron en relación al año pasado. La diferencia está en el monto de esta caída, ya que para algunos fueron devastadoras mientras que otros hablan de leves.