Fidel figueroa: "me esforcé por ser mejor y tener una buena vida"
EXPERIENCIA. Tras nacer y vivir en el campo, este extrabajador de los Molinos Kunstmann siempre quiso avanzar y luchó fervientemente para lograrlo.
Fidel Figueroa Placencio, nació el 17 de abril de 1940 y es el mayor de dos hermanos del matrimonio conformado por Efraín Figueroa y Rosario Placencio. "Ella era viuda cuando se casó con mi papá y no me vi mucho con mis hermanos mayores", recuerda.
Nació en Panguipulli, hace 76 años, pero se crió en Melefquén, en el kilómetro 35 de la ruta que une Lanco con Panguipulli, hasta los diez años, momento en el que se trasladó al Fundo Trafún, perteneciente a la familia Kunstmann, cerca de Liquiñe.
¿Su padre hacía trabajo agrícola?
-No, él era campero de la familia Westermeier en el fundo Huenui, y cuando estalló la guerra, vendieron todo y se lo repartieron, por lo que mi papá buscó trabajo, hasta que se fue con la familia Kunstmann.
¿Cómo eran los fundos antiguamente?
-Bueno, eran inmensos y además les daban garantías y beneficios a los trabajadores. Mi papá tenía muchos animales, como caballos y vacas. A mi mamá le pasaban 30 vacas libres para que hiciera quesos.
Y usted ¿asistió a las escuelas donde vivió?
-En Melefquén fui por tres años a la escuela de las monjas que quedaba cerca de mi casa. Ya en Trafún grande, cuando llegué en 1950, fui un año más no más a estudiar y de ahí a trabajar no más.
¿Y a qué edad empezó a trabajar directamente?
-En 1955 tuve mi primera libreta del seguro. Ya había cumplido los quince años, después estuve parado como un año por una enfermedad y después volví a las faenas. Yo era muy ingenioso y creativo, entonces siempre estaba inventando cosas.
¿Y qué cosas inventaba?
-Por ejemplo había que lijar las tejuelas para el techo, que eran de Alerce que traían de Rapaco. Pagaban un peso por tejuela y teníamos que hacer 25 mil. Éramos siete los trabajadores encargados de eso.
Teníamos un "torito" y un machete para hacerlas. Yo saqué el cepillo y puse un tablón y la tejuela la pasaba sobre la hoja y era muy rápido terminar el trabajo.
Pero estuve hasta los 18 años no más en el fundo.
¿Adónde se fue?
-Me fui a Argentina, a mejorar mi calidad de vida.
¿Y cómo fue ese viaje?
-Primero hablé con mi padre para que don Germán Kunstmann me trajera a los talleres de madera de Valdivia , pero don Germán decía que me "iba a echar a perder en Valdivia", entonces no pude viajar.
Después me fui como segundo mozo de casa de uno de los administradores, viendo el jardín y trabajos que había que hacer ahí.
Después, hablé de nuevo con mi padre, esta vez, para emigrar a Argentina. Él no quería darme permiso, porque decía "si los dos tenemos un sueldo, para qué quieres más". Pero yo quería salir de ahí y ser mejor. Y me fui.
¿Qué hizo en Argentina?
-Me fui a Cipolletti, una ciudad que queda en la provincia de Río Negro.
Ahí trabajé en dos partes. En un almacén mayorista de vendedor, y entremedio fui camionero por cinco meses, pero es muy peligroso y agotador, así que no quise hacerlo nunca más. Por eso volví al almacén.
Estuve en eso tres años. Iba y venía. Hasta que conocí a mi esposa (ver recuadro).
¿Y cómo llegó a Valdivia?
-Mi padre se vino acá después de la muerte de mi madre y yo me fui a Villarrica a trabajar con un suizo, antes de venirme a Valdivia, un año antes de casarme. Aquí trabajé como mueblista, hasta que llegué a mi profesión de mecánica de mantención con los Anwandter. A fines de 1968 ingresé a trabajar a los Molinos Kunstmann, donde trabajé mis últimos 25 años, en los que terminé en el área de administración.
¿Llegó a ser lo que quería ser?
-Claro, yo he tenido una buena vida. Logré salir de la madera y conseguí ser mejor de lo que quería.
"Mi padre decía "si los dos tenemos un sueldo, para qué quieres más", pero yo quería salir de ahí y ser mejor. Y me fui"
Fidel Figueroa, Extrabajador de, Molinos Kunstmann
Celebró sus "Bodas de Oro" en mayo
En mayo, Fidel Figueroa, y su señora Isora Alba, cumplieron cincuenta años de matrimonio. Pololearon cuatro años antes de casarse. "Viajamos mucho y tenemos mucha historia juntos", dice el ex trabajador de los molinos Kunstmann. Tienen tres hijos, nueve nietos y dos bisnietos. Actualmente, Figueroa cuida de su señora, quien sufrió un accidente vascular hace dos años, está postrada y requiere de muchos cuidados. Son un matrimonio muy querido en el sector de Collico, donde viven.
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