Durante dos días, el director general del área de sostenibilidad de la empresa española Acciona, Juan Ramón Silva, estuvo en la capital de Los Ríos para interiorizarse sobre las actividades de la compañía en la zona y sostener reuniones con representantes de instituciones académicas, organismos públicos y actores de la sociedad civil. La empresa se encuentra actualmente en la etapa de evaluación ambiental de su proyecto Parque Eólico Pililín, con el que planea instalar 17 aerogeneradores de energía al norponiente de Valdivia, en un predio privado ubicado al norte del Parque Oncol. Este plan acaba de pasar su etapa de consulta ciudadana, tras la cual fueron enviadas más de 6 mil observaciones al Sistema de Evaluación Ambiental, SEA.
Ramón Silva -chileno radicado en España, quien desde 2010 se desempeña como director general del área de sostenibilidad de Acciona y previamente tuvo los cargos de director general del área de marketing corporativo y director de responsabilidad corporativa en la misma compañía- reconoce que Valdivia es una zona sensible en materias ambientales, pero también que para la zona son necesarias más fuentes de energía -en especial de electricidad- por lo que destaca que es mejor que sean renovables. "Chile tiene excelentes zonas de viento y una de ellas es Valdivia. No solo estoy hablando de Pililín, sino que de toda esa área hasta Queule. Hemos estudiado cuidadosamente esto porque hay que justificar una inversión que va a estar 30 o 40 años y porque es una oportunidad sustentable", destacó.
-¿Hace cuánto tiempo la empresa Acciona desarrolla proyectos en Chile?
-Estamos hace más de 20 años en Chile. De hecho, una de las primeras plantas de tratamiento de aguas que hubo en Valdivia la hizo Acciona. También tenemos infraestructura, hemos construido autopistas en Santiago, desaladoras de agua en el desierto, específicamente en Copiapó y parques eólicos en Punta Palmeras, al sur de Coquimbo, los que están funcionando sin ningún problema. Actualmente estamos construyendo la que va a ser la planta solar fotovoltaica más grande de Latinoamérica, que estará ubicada entre Vallenar y Copiapó. Es un proyecto gigantesco, el equivalente a 211 campos de fútbol. Con esto quiero decir que no acabamos de llegar a Chile. De hecho, gran parte de nuestro equipo es chileno, como tiene que ser.
- ¿Cuáles cree que son los desafíos de Chile en materia energética?
- Chile tiene una necesidad de desarrollo tremenda y un gran problema con las fuentes de energía. Chile no es como Bolivia y Argentina, que tienen gas o petróleo. Hemos tenido un poco de carbón, que -con todos mis respetos- no muy bueno, pero tenemos sol y viento para aburrir, eso es una suerte, porque estaremos obligados a tener energías renovables. Hasta 2011 el desarrollo esas energías era bastante precario, luego y de acuerdo a los compromisos vinculados a las negociaciones de cambio climático, Chile ha desarrollado una política y una estrategia energética que para nuestro juicio es muy interesante, para la cual no se subsidian las energías renovables -competimos en igualdad de condiciones con otras fuentes- y estamos ganando proyectos frente a fuentes fósiles. Chile tiene una oportunidad importante de generar energía que además va a ayudar a su crecimiento económico no solo porque sea limpia, sino porque el dinero se queda aquí. Cuando compras gas o diésel el dinero va para otro país.
-¿Por qué apostar por los parques eólicos?
-¿Sabes cuánto tardamos nosotros en montar un parque eólico? Hemos tardado once meses en montar uno. Estamos en 40 países, no estamos probando. Una central de ciclocombinado de gas o una central de diésel tarda cuatro años en ponerla en marcha. El problema es que después de todo eso que has tardado estás prisionero de ese combustible fósil, de seguir contaminando en la vida útil de esa fuente. La eólica es rápida de instalar y Chile necesita con urgencia fuentes rápidas y no te hace prisionero de nada. La evolución tecnológica es fantástica, está cambiando de una manera increíble y puede que en 20 años más los parques eólicos no sean necesarios, puede que la energía solar sea una barbaridad mucho mejor o se usen otras líneas de transmisión. Al contrario del deterioro que pueden hacer las centrales de carbón o petróleo, tú tomas las torres, te las llevas y eso prácticamente queda igual. Nosotros tenemos cámaras en los parques eólicos para registrar la vida de la fauna que hay alrededor y podemos ver que convive (...) Hemos hecho muchos informes médicos sobre los efectos de los aerogeneradores en la salud y no hay ninguna prueba certificada o real de que produzcan daños.
-¿Qué incidencia tienen en el mundo?
-Poco, porque está empezando y porque hay un rechazo por parte del lobby de los combustibles fósiles tremendo. Es evidente, porque ellos no quieren perder el negocio y existen conglomerados gigantescos que lo protegen. El problema es que sabemos que se está calentando el planeta -ya se ha calentado prácticamente un grado desde los niveles preindustriales- y el 97 por ciento de la comunidad científica dice que no debemos ni siquiera acercarnos a los 2 grados (...) El petróleo está contribuyendo a eso abiertamente y, ni siquiera es que solo se hagan los locos, sino que no pagan. La estrategia de energía tiene que vincularse a un crecimiento verde. Estamos metidos en una vida en la que necesitamos la tecnologías y aparatos, pero la eficiencia hay que mejorarla.
-¿Con otros proyectos habían tenido tantos cuestionamientos como los han tenido con Pililín?
-Tenemos experiencia con los First Nations -representantes de naciones originarias- americanos y canadienses, quienes están muy organizados y se firman acuerdos por cada obra, hay una normativa clara y se sigue el proceso. Claro que hay cuestionamientos y preguntas, pero hay resultados. También trabajamos con aborígenes australianos. En Chile, con el Parque Pililín, estamos siguiendo el procedimiento. Hay un movimiento de cinco mil personas que han mandado preguntas al proceso de consulta ciudadana y en este momento se está decidiendo. Nosotros apoyamos el procedimiento que tiene el Estado chileno para consultar, igual que lo hemos hecho en otros países -México, Sudáfrica, India- no somos primerizos en esto y hay que esperar. Si el proceso nos dice que el proyecto no es viable no lo vamos a hacer, pero vamos a hacer otro. Vamos a hacer proyectos viables.
-Y con otros proyectos en Chile ¿Habían tenido cuestionamientos?
-Esta es una zona de vientos excelente, no para contaminar el agua con productos químicos, que no es nuestro caso y me molesta que nos comparen. Somos conscientes de que hemos llegado a una zona muy sensible y esa es una experiencia que para nosotros en Chile es nueva, pero que esté sensibilizada no aumenta ni cambia ni las bondades ni los problemas que pueda traer un parque eólico. Es neutro en términos del parque eólico, pero es muy complicado en términos de aceptación ciudadana. No puedo hacer que la gente olvide que una compañía mató a cisnes de cuello negro. Yo puedo explicar mi parque y hacerlo muy bien. Nosotros no dejamos "embarradas". No vamos por ahí echando petróleo como las compañías en África que dejan desastres. Tampoco estamos para irnos de la zona. Estudiamos el tema y -hay que decirlo- es un negocio, pero trae beneficios reales para la comunidad. ¿Qué prefiere Valdivia para las soluciones de energía que necesita? Valdivia tiene dos centrales de respaldo de diésel y a nosotros nos sorprende, por ejemplo, que haya colectivos que se opongan a una energía renovable y no escuchemos una palabra frente a las de diésel que pueden contribuir a la contaminación de la ciudad. No me encaja.
Apuesta a largo plazo de una compañía familiar
¿Cómo se ha desarrollado la relación de la empresa con la comunidad en los distintos lugares en los que han generado proyectos?
-Somos una compañía familiar que está en la Bolsa, pero el 60 por ciento pertenece a una familia y el otro 40 por ciento es free float (capital flotante). Nuestro presidente es el nieto de quien la fundó y por eso no hay prácticamente ningún proyecto que no sea a largo plazo. ¿Qué significa esto? Estamos involucrados en temas de cambio climático y casi todos nuestros contratos son a 15, 20 o 25 años. Es por esto que cuando llegamos a un sitio la relación con las comunidades, la gestión de cualquier tipo de impacto social -que los hay lógicamente, buenos y malos- para nosotros es vital. Las personas de esas comunidades o sus hijos van a ser nuestros empleados, nuestros compañeros. No podemos ir a pelear con la gente ni a engañarla. Es una cuestión de supervivencia también.