El cariño por el tren
Los planes para unir Santiago y la costa mediante un ferrocarril ayudan a que se piense en todo el país. Ni hablar de lo que ocurre cuando el tiempo no acompaña.
Puede parecer una cifra apenas simbólica y propia de una ocasión que se hizo adecuada para dar un paseo, pero que dos mil personas hayan preferido un paseo en tren como forma de participación en las actividades desarrolladas en la región de Los Ríos con motivo del Día del Patrimonio habla con claridad y fuerza acerca del interés ciudadano por mantener viva y latente esta alternativa de locomoción colectiva.
Por mucho que las políticas del Estado en lo referido al transporte hayan optado por otros medios en los últimos 40 años, y que el aporte de los ferrocarriles al desarrollo del país haya quedado reducido a un bello recuerdo, cada cierto tiempo reaparece el interés de diversos sectores ciudadanos por recuperar el funcionamiento de los trenes, bajo las nuevas perspectivas conocidas nivel mundial, aunque teniendo muy claras las limitaciones potenciales de nuestra economía, lo que aleja el sueño de contar con trenes como los que se proyectan en Asia, Europa y América del Norte.
Se habla, por ejemplo, de reflotar el servicio entre Santiago y Puerto Montt, con los respectivos ramales, aprovechando que todavía no surge la idea de desmontar los rieles para favorecer el transporte terrestre, como ocurrió en recorridos menores en diversas zonas del territorio.
En las últimas semanas ha ido tomando fuerza la posibilidad de unir Santiago con Valparaíso y Viña del Mar mediante un servicio ferroviario moderno, que ayude fundamentalmente a contraer el ya intolerable tráfico vehicular y permita a los habitantes de ambos conglomerados urbanos trasladarse de manera rápida y segura.
Puede ser la llave que reabra el interés por recuperar el ferrocarril al sur como alternativa no solamente al traslado mediante buses, sino también al aéreo, ya que un tren razonablemente rápido puede equiparar los tiempos de viaje empleados por un avión, ya que no se requiere tiempos de presentación en el aeropuerto ni llegadas a terminales ubicados a buena distancia de las ciudades. Y ni hablar de lo que ocurre cuando el tiempo no acompaña ni de los costos.
Mantener la idea en pie es la misión del momento.