Hace algunos días, instábamos a las empresas lácteas a dar una señal de compromiso con sus proveedores, sumidos en un escenario extremadamente complejo. Lamentablemente ello no ha ocurrido y seguimos conociendo de productores regionales que están tomando la decisión de abandonar el negocio.
Desde una perspectiva estrictamente económica, probablemente estamos ante un fenómeno "normal", donde la legítima búsqueda de mayores rentabilidades a la inversión explica razonablemente esta migración de la leche a cultivos o frutales.
Un catastro regional que sólo considera los casos más "emblemáticos", nos habla del cierre de una decena de lecherías en el último año y medio, lo que equivale a unos 25 millones de litros y un centenar de puestos de trabajo menos. A esto se agrega una cantidad indeterminada de pequeñas lecherías que silenciosamente han dejado la actividad y de los cuales no existe registro oficial.
Hace algunas semanas dábamos cuenta de la positiva evolución que había tenido nuestra región entre los años 2013 y 2015 en materia de crecimiento del rebaño lechero, aumentando casi un 5% mientras el país retrocedió 5,5% . Sin embargo, el dinamismo con que se mueve esta actividad nos hace advertir que las buenas noticias de hace un año, bien podrían cambiar radicalmente en el próximo.
De ahí que hemos llamado la atención de la industria procesadora y de las autoridades sobre el clima de aparente inmunidad frente la crisis internacional que pareciera rondar en Chile, mientras en el resto de las lecherías del mundo vemos a los gobiernos tratando soluciones diversas que van desde subsidios directos a los productores, pasando por compras de stocks excedentarios, postergación del pago de impuestos.
Incluso, el Ministerio de Agricultura de Australia acaba de anunciar la intervención de su organismo de Libre Competencia para revisar el comportamiento de la cadena láctea y tratar de entender cómo es posible que en un escenario de crisis generalizada sólo los productores de leche exhiben números rojos, mientras las procesadoras y los canales de distribución continúan generando utilidades.
Podremos discutir la pertinencia y aplicabilidad de estas medidas en Chile, pero claramente echamos de menos una actitud más proactiva de la autoridad.
Enrique Kunstmann Hevia
Presidente Aproval leche AG