Guillermo Tapia atiende en su local de Cochrane 379 casi esquina con Philippi en Valdivia, desde hace 25 años. Ejerce el mismo oficio de peluquero que su padre y dos de los seis hermanos que tuvo. Es uno de los peluqueros más antiguos de Valdivia y lamenta que ya no siga la tradición familiar. "Lamentablemente, mi oficio se acaba conmigo. Nadie en mi familia se interesa por aprender", comenta.
Hijo de Belisario Tapia y Carmela Macaya, nació en 1941 y se crió en Valdivia, siempre en Philippi. "Ahí había muchos negocios: costurera, sastrería, frutería y muchos más, pero se fueron perdiendo con el tiempo", recuerda.
Tiene sólo estudios básicos, porque se dedicó mayormente a trabajar. "La juventud de antes no es como la de ahora, en la que se tienen mayores oportunidades. Antes no era así. De hecho, yo terminé la básica en la nocturna. Iba después de las seis de la tarde".
¿Por qué empezó a trabajar tan joven?
-Acá en Valdivia había cuatro cines: el Alcázar, el Valdivia, el Cervantes y el Central y a mí me gustaba mucho ir. Por eso comencé haciendo pololitos como se le dice, para ir a la matiné (antes de las 12 horas). Y en ese momento no regalaban las entradas, así que uno tenía que rebuscárselas para tener la plata.
¿Cómo empezó en el oficio de su padre?
-Mirando. Uno cuando es niño, es bien intruso. Entonces, me paraba al lado de él y le preguntaba cómo hacer esto o lo otro. Incluso cuando comencé a trabajar me decían el "Cabro" Tapia.
¿Siempre ha trabajado en ese local?
-No, yo llevo 25 años aquí. Antes trabajaba en un espacio en Philippi hacia Yerbas Buenas.
¿Es sólo peluquería o barbería también?
-Ambas. Yo corto el pelo y además afeito a la antigua, con navaja.
¿Es muy complicado?
-Tiene su técnica, pero no es tan complejo. Llevo tantos años haciendo eso, que de verdad no me estreso ni me preocupo.
¿Y es verdad que los peluqueros son a veces los confidentes de lo clientes?
-Sí. Muchas veces llegaban clientes a contar sus dramas y uno los escucha no más.
¿Cómo han cambiado los cortes de pelo en el tiempo?
-Siempre han existido los cortes de pelo largo, corto y mediano. Lo que cambia son las patillas o si es bien cortito a los lados. Lo que sí, antes a los hombres les gustaba estar bien afeitados, con la barba pulcra. Tenía un cliente que venía todos los miércoles y sábados a afeitarse, porque así andaba bien ordenadito.
Hoy y mañana
¿Sigue con el mismo ritmo de trabajo?
-La verdad es que este invierno ha sido más bajo de lo normal, pero no es sólo en mi caso. He conversado con otros peluqueros y a todos nos pasa lo mismo.
¿Cuál es su horario de trabajo?
-Ahora que estoy un poco delicado de salud, abro como a las 10 a 10.30 y cierro a las 21 horas.
¿Qué problema de salud tiene?
-Tengo puesto un marcapasos y en abril venció la pila. Entonces, tuve que someterme a una intervención que no debía durar más de ocho horas y estuve más de 24, porque se complicó. Pero gracias a Dios, salió todo bien. Sólo tengo que hacer más reposo.
¿Qué espera para el futuro?
-Me tengo que ir el próximo año de aquí, porque los dueños vendieron este lugar y aún no he visto ningún espacio nuevo, pero me encantaría que fuera amplio, para poder tener una barbería y peluquería. Tengo todos los implementos, pero el espacio es muy pequeño; entonces, no puedo entregar el servicio que quiero. Después de eso, me podré retirar tranquilo, porque sé que no me quedan tantos años y quiero irme en grande.