Tacos en la Saval
Qué lamentable que no tengamos autoridades que den solución a los problemas de conectividad que hay en la ciudad. El taco de la Saval o del puente Pedro de Valdivia ya se arrastra y empeora por años.
Podrían reponer los transbordadores de Las Mulatas, podrían bajar los brazos del Cau Cau y que Asenav trabaje en Las Mulatas mientras se repone el puente o mientras se construye el puente Los Pelúes.
También deberían ir pensando en trasladar las fiestas populares del verano y del dieciocho a terrenos en Las Ánimas o salida sur, ya que también serviría para dar comodidad a las personas que se movilizan en locomoción colectiva.
La Saval quedaría como un gran parque y centro de exposiciones que es como funciona el resto del año.
Felipe Ramírez Cofré
Consignas sin fundamentos
Los que protestan en las calles y gran parte de la masa política quieren construir un país al margen de la evidencia científica, al margen de la razón, es decir, en base a consignas sin fundamento.
Las consignas son fáciles de seguir y promover, en cambio las buenas ideas requieren entendimiento y debate, requieren trabajo y son siempre a largo plazo. La consigna se presenta mágica, instantánea y efectiva pero en verdad como lo demuestra el gobierno de Bachelet, las consignas en vez de éxito inmediato traen pobreza y fracaso.
Dr. Juan Pablo Fuenzalida Werner
Mal uso de licencias médicas
La encuesta sobre el uso de licencias médicas realizada por la organización Inmune, promotora del correcto uso de los reposos laborales, arrojó resultados preocupantes.
Entre los más alarmantes está el que un 70% de los encuestados justifica el fraude en las licencias médicas, muchos de ellos por considerarlo un acto de justicia ante un sistema de salud poco accesible.
Lo anterior significa un gran perjuicio para las personas realmente enfermas y evidentes mayores gastos en salud. Según datos del Ministerio de Salud cada año se gastan unos $300 millones de dólares en licencias médicas fraudulentas, dinero que podría ser utilizado en 9.051 trasplantes cardíacos, 682.537 cirugías de apendicitis o en 101.058 tratamientos de epilepsia para adultos.
El otorgar licencias médicas sin fundamento no es propio de la ética médica. Si bien pueden ser hechos muy aislados, representan un problema ético que hay que atacar, el actuar deshonesto por parte de médicos y pacientes no puede ser aceptado. Hoy, con todo lo ocurrido en relación a comportamientos alejados de la ética en los ámbitos públicos y privado, no podemos permitir que situaciones como éstas enloden el gran profesionalismo y compromiso de los médicos. De lo contrario, seguiremos avalando y profundizando la corrupción en todos los ámbitos de la vida en sociedad.
Nicolás Fernández Estudiante de Medicina USS Asociado a IPSUSS
Deuda hospitalaria
En estos días nuevamente fue noticia en la prensa nacional la crisis en salud debido a la deuda hospitalaria, que las autoridades estiman llegará a fin de año a $300 mil millones aproximadamente.
Como una forma de controlar la histórica deuda hospitalaria, durante el año el Ministerio de Salud había instruido a dichos recintos mantener una regla de equilibrio financiero de 3%. Sin embargo, la realidad evidenció que sus gastos operacionales han llegado a un 11%, superando dicho límite.
¿Dónde está la causa profunda de esta crisis? En primer término, no hay que olvidar que el 85% de la deuda es de carácter estructural. Es decir, viene de un arrastre histórico producto del creciente aumento de las prestaciones a la población en los últimos 20 años, las cuales, además, son cada vez más complejas. De ahí que los costos operacionales sean año a año mayores, y el déficit haya ido en aumento. En suma, el costo es siempre mayor al reajuste anual del IPC.
Junto con el aumento de las prestaciones y la demanda por mayor tecnología, uno de los puntos centrales es que los hospitales se financian fundamentalmente a través del pago de sus servicios que realiza Fonasa. Y el problema es que Fonasa ha fijado los precios de las prestaciones por debajo de sus verdaderos costos.
La dicotomía de esta situación es que pese a que se han aumentado las prestaciones, el sistema de salud pública aún no es capaz de cubrir la demanda, con imágenes de urgencias hospitalarias colapsadas año tras año. En este difícil contexto, los directores de hospitales deciden seguir atendiendo a los pacientes, pese a que éstos suelen superar con creces la capacidad de los recintos y con condiciones que muchas veces no son las mejores. No otorgar atención, no es una opción.
El tema no es fácil. Sin embargo, una solución real pasa por un aumento estructural del presupuesto en salud. Ya sea que los valores de Fonasa se actualicen a los precios reales de mercado o que Hacienda realice nuevos aportes permanentes. Porque terminar con la deuda hospitalaria requiere de una política de largo plazo.
Por Dr. Patricio Silva Rojas Decano Cs.Salud, U.Central