30 años | 31 de octubre de 1986

Entregan edificio para la aduana de paso Hua Hum

Como un gran avance ha sido considerado en Valdivia y Panguipulli la entrega del edificio para el funcionamiento de la aduana en el paso Hua Hum, que será inaugurado el 6 de noviembre. La estructura, de 700 metros cuadrados, tendrá oficinas para funcionarios y dependencias para el trabajo de Carabineros e Investigaciones.

20 años | 31 de octubre de 1996

Por segunda vez roban en establecimiento del centro

Con artículos electrónicos y de línea blanca avaluados en un millón y medio de pesos lograron huir los integrantes de una banda que robó en la sucursal valdiviana de la tienda Din. Los delincuentes escaparon en un radiotaxi, cuyo conductor fue detenido posteriormente. Es la segunda vez en 15 días que el local soporta un robo.

10 años | 31 de octubre de 2006

Coñaripe y Liquiñe siguen en la mira de la Araucanía

Autoridades, organizaciones y vecinos de la comuna de Panguipulli manifestaron su preocupación ante una nueva intentona de parlamentarios de la Araucanía por trasladar a esa región los territorios de las localidades de Coñaripe y Liquiñe, para formar la nueva comuna de Licanray, idea que no gusta a esta lado de la frontera.

El fin de semana más largo del año, actualmente en desarrollo, puede resultar un buen ejercicio para estimar lo que ocurrirá en las calles de Valdivia y los alrededores durante el verano venidero, porque ha sido considerable el número de visitantes llegados especialmente desde las regiones vecinas.

Es así que en la zona céntrica y en el circuito hacia la costa se ha podido registrar dificultades para circular y también para estacionar, por lo que ha sido evidente que se ha optado por actuar de manera criteriosa a la hora de sancionar, por ejemplo, a quienes han usado cualquier punto para dejar sus vehículos, lo que habitualmente no ocurre cuando los protagonistas son exclusivamente valdivianos.

Para nadie es un secreto que el enorme, desprolijo e incontrolable crecimiento del parque automotriz chocó de frente con la escasez de vías urbanas adecuadas para contenerlo, un fenómeno que se repite en gran cantidad de ciudades a lo largo del país, pero que en Valdivia ha sido más violento, por el trazado que en algunos sectores no ha sufrido modificaciones sustantivas desde los tiempos de la colonia.

Como otro factor de inquietud hay que mencionar que ha recrudecido la presencia de delincuentes dedicados a robar desde automóviles aparcados en calles del centro, que ven favorecido su accionar por la tendencia a dejar objetos de valor a la vista. Esto ha afectado de manera notoria a los visitantes llegados desde Argentina, en los ya reconocidos viajes en plan de compras.

Como el caso de la delincuencia puede entregar resultados con un mayor control, debemos señalar que más profundas son las dificultades para un buen desplazamiento por la zona. Los ríos, el gran capital valdiviano, se transformaron en parte del problema, porque para cruzarlos se necesitan puentes. Dejando de lado el lamentable caso del Cau Cau, hay que insistir en la búsqueda de una solución para el Pedro de Valdivia, rodeado de ideas y proyectos que nunca terminan de concretarse. El progreso de Valdivia pasa por ahí y más postergaciones son intolerables.

Es de lo más natural vivir en la ciudad. Así parece ser para la mayoría de los chilenos. Y claro, el colegio, el trabajo, la compra del supermercado, la visita al médico, los bancos, todos se necesitan con cierta inmediatez, y si no los tenemos en la puerta de la casa, están al menos de fácil o mediano acceso.

Así, hemos venido asumiendo por décadas que nuestra vida cotidiana debe transcurrir en centros urbanos, pues éstos brindan las comodidades y servicios mínimos requeridos en tiempos aceptables.

Pero no siempre fue así. En 1907 Chile tenía el 72% de su población concentrada en zonas rurales, dedicada al desarrollo de actividades primarias como la agricultura y minería.

La industrialización cambió las cosas, al punto que hoy sólo un mínimo porcentaje de la población vive en el campo. Conviene precisar que el concepto de ruralidad dependerá del prisma y el objetivo con que se mire, porque mientras el Instituto Nacional de Estadística (INE) se asigna un 13% a la población rural, la OCDE la estima en 21%, en tanto el Banco Mundial fija la cifra en un 35%.

Pero todas coinciden el traslado de la gente, desde lo rural a lo urbano. Y las razones de esta migración, están en la marcada diferencia al momento de optar por fuentes de ingresos económicos y la prestación de servicios.

En cuanto a la Educación, hoy se destinan fuertes recursos para mantener escuelas unidocentes, que más allá del valorable esfuerzo desde las comunidades educativas, no logran alcanzar niveles de calidad que las equiparen a las urbes. Tampoco se ha ahondado de forma sistémica incorporar en sus planes de estudio respuestas metodológicas a las necesidades de la realidad rural, salvo aisladas excepciones.

Es urgente establecer políticas públicas enfocadas a dar a la población rural una plataforma que permita acceso a los componentes básicos de un desarrollo local coherente, pero desde la propia ruralidad, para detener la migración y romper el aislacionismo al que está condenada.

Esto fue planteado por el Ministro de Agricultura Luis Mayol hace unos años como parte de un plan intersectorial para mejorar las condiciones de vida del campo, trabajando directamente con los agricultores y sus familias. Un cambio para abrir caminos no subyugadas al mundo urbano, sino que en colaboración con él.

Moira Henzi Ingeniera agrónoma