María Alejandra Pino
"No tengo ningún interés en que un niño estudie astronomía, pero sí que aprenda a pensar científicamente", afirmó el astrónomo y Premio Nacional de Ciencias Exactas en 1999, José María Maza. En el Liceo Rodulfo Amando Philippi, inició ayer una capacitación dirigida a profesores organizada por el Departamento de Administración de Educación Municipal (Daem) de esa comuna. A través de los talleres -que se extenderán hasta mañana- Maza entregará conocimientos en el área de la astronomía a los docentes para que, a su vez, éstos los transmitan a los escolares.
José María Maza -junto a otros dos científicos que lo acompañan- en los últimos cinco años han desarrollado los contenidos curriculares de astronomía que se enseñan durante los ocho años de educación básica. En las jornadas que está desarrollando en Paillaco, dijo que "la idea es tratar de ponerle más contenido al ámbito astronómico del curriculum, incentivar a los profesores a que ellos se motiven más por el cielo y que, a su vez, ellos puedan transmitir esa motivación a sus alumnos".
Indicó que en las aulas, el profesor enseña una combinación de las materias que "alcanza a pasar" y de lo que éste maneja mejor. "Lo que ocurre muchas veces es que los temas de astronomía, en la medida que el profesor no los domina y no se siente cómodo explicándolos, los va postergando, termina el año y no se abordan", enfatizó.
En los niños
A su juicio, los niños de siete u ocho años pueden ser motivados con facilidad para que miren el cielo y, por ejemplo, observen las fases lunares. Afirmó que esto "puede ser la puerta de entrada para que aprendan algo de ciencia y aprendan razonamiento científico (...) a los niños hay que enseñarles a pensar más que entregarles gran cantidad de contenidos", sostuvo.
En esa línea añadió que en esta era existe y se entrega mucha información, pero ésta sin una estructura "no te lleva a ningún conocimiento", dijo y agregó que "los profesores son los que tienen que inculcarle ese tipo de pensamiento cartesiano a los alumnos, yo aquí lo último que quiero es hablarles de hoyos negros, de universos paralelos, pero sí de cuestiones básicas, mostrarles la luna, las fases lunares, las estaciones, las cuestiones que nos tocan en lo cotidiano; incluso, aunque aquí en Valdivia el cielo no siempre acompaña, saber que el cielo del verano muestra las Tres Marías y a medida que va transcurriendo el otoño las Tres Marías se van cayendo hacia el oeste. Es enamorar a los niños con las ciencias naturales".
Investigación
Este tema es importante hoy en Chile, por que "hoy día la mitad de la superficie que recibe información del cielo esté instalada en Chile y de aquí a diez años se cree que será el 70 por ciento", afirmó el científico.
Esos recursos se encuentran en la zona norte del país donde se conjugan dos condiciones que permiten la observación (ver recuadro) y, con ello, el desarrollo de investigaciones: cielo despejado y un aire que llega en forma laminar, sin turbulencias.
Hay una gran batería de telescopios instalados en el país por observatorios extranjeros. Con ellos existen convenios para que el 10 por ciento del tiempo de uso de telescopios sea para astrónomos chilenos.
"Gracias a eso hay un grupo de astrónomos jóvenes, doctorados en las mejores universidades del mundo y que están haciendo un uso súper eficiente de todas estas enormes facilidades", destaca.
Lo anterior contrasta -a juicio de Maza- con el apoyo que entrega el Estado a la investigación. "Un país como Chile debiera invertir en investigación, ciencia y tecnología el cuatro por ciento del Producto Interno Bruto anual; pero solo invierte el 0,38, es decir, un décimo de lo que debería", planteó. Asimismo, indicó que la investigación debería estar asociadas a las universidades y que ésta "tiene que ser parte del proceso de formar nuevas generaciones".