Richard Samuel Aguilar Catalán, tiene 33 años y a los 13 comenzó a acercarse al mundo de la peluquería, haciendo su primer corte de cabello. Y no podría haber sido distinto: su madre Raquel Catalán y su padre José Santos Aguilar dedicaron toda su vida a este trabajo.
"Mi madre trabajó y aprendido en la peluquería Anyoli de la señora Yolita, luego conoció a mi padre, que también era del rubro, fue inevitable para mí no haber agarrado un par de tijeras y comenzar a cortar" cometa Aguilar y recuerda que al principio este oficio no le gustaba, fue obligado. "Pero mi padre siempre me decía que en algún momento me iba a servir y así fue".
Ahora es dueño de su propia barbería. Un espacio solamente para varones, que abrió hace un año y medio, luego de pasar por trabajos tan diferentes como cajero de supermercado y guardia de seguridad, y donde la peluquería estuvo de manera intermitente.
"El año 2010 mi padre falleció y se cerró su peluquería, "Peluquería Bariloche" se llamaba. Mi madre tampoco quiso seguir por un tema de tantos recuerdos, pero pasado un período, mi madre me instó a retomar el negocio familiar. Dudé. Pero hice un curso de peluquería donde Eduardo Style, de tres meses. Fui invitado a quedarme y seguí trabajando ahí por un año aproximadamente. Actualicé mis conocimientos y me di cuenta que en Valdivia no había un espacio pensado para el varón, siempre han estado las peluquerías para mujeres y las peluquerías unisex", relata.
¿Por qué el enfoque en barbería?
- Comencé a explorar una parte de la peluquería que nadie estaba haciendo y el 2015 comencé a buscar lugares para abrir mi propio espacio.
Además, el tema de trabajar con navaja estaba de vuelta y yo ya venía con ese conocimiento, por el trabajo de mi padre, que fue peluquero - barbero. Entonces, tuve una buena plataforma para poder reinventarme.
¿Qué ofrece Barbería Brunetti?
-Hay harto perfiles de barbería, yo respeto todos los perfiles. Brunetti (eligió un nombre de fantasía) es un local hecho para caballeros, donde prácticamente se forma un punto de reunión, donde se da el espacio para conversación, fútbol, tallas, que por ejemplo en un salón unisex no se pueden hacer, aquí está la libertad de reírnos de cosas que a nosotros nos agradan y nos causan gracia. Trabajamos corte de cabello, afeitado y perfilado de barba.
Tenemos una propuesta especial que llamamos "El afeitado es un ritual", donde se trabaja con toallas calientes, espuma, navajas, aceites y perfumes, a la usanza más clásica.
¿Quiénes son sus principales clientes?
-Nuestros clientes son adultos, adultos mayores, que vienen solamente a hacerse una afeitada. Otros vienen a desconectarse de lo cotidiano, del trabajo, se relajan, se crea un espacio que dura de 40 a 45 minutos por sesión. Depende de si se hacen un corte de pelo solamente o barba también.
Actualmente nos visitan personas de todas las edades pero siempre el común denominador es la gente adulta, ya que el perfil del trabajo de la barbería Brunetti es un poco más serio, conservador y formal.
¿Cómo ha sido esta experiencia con la barbería para usted, quién lo ha apoyado?
-Todo esto que se ha formado con harto esfuerzo y sacrificio, que sigue mejorando y donde el apoyo de mi esposa Nataly Monsalve, de los amigos Eduardo Arancibia y Alejandro Soto, ha sido fundamental.
Y, lo más importante, estoy agradecido de Dios, a quien atribuyo todo lo que tengo.