El agua, generalmente, se excluye de las listas de nutrientes, dado que no entrega aporte calórico al organismo, sin embargo es un componente esencial que debe ser aportado por la dieta, para alcanzar un 60% -aproximadamente- de nuestro peso corporal.
Las necesidades de agua varían en función de la edad, sexo, actividad física, el tipo de dieta ingerida, la ingesta de fármacos, así como también condiciones ambientales.
Las funciones que cumple el agua en el organismo son múltiples, es el medio en el cual ocurren todas las reacciones químicas, el medio de transporte de nutrientes y vehículo para eliminar productos de desecho, mejora la digestión, lubrica articulaciones y tejidos, es un termorregulador, permitiendo al organismo mantener su temperatura corporal, lo que ayuda a disipar la carga extra de calor por medio de la sudoración; función que cumple un rol importante en esta época del año.
Así también, los signos y síntomas de deshidratación pueden ser variados, como: pérdida de apetito, sensación de sed, intolerancia al calor, cansancio, insomnio, irritabilidad, taquicardia, estreñimiento, vértigo, mareos, hipotensión arterial, boca pegajosa o reseca, orina escasa, concentrada y de olor fuerte, ojos hundidos y visión débil, ausencia de lágrimas, piel arrugada y entumecida, así como alteraciones cognitivas.
Ante estos antecedentes, es oportuno preguntarse ¿cómo debiéramos hidratamos? De preferencia debiéramos hacerlo a través del consumo de agua pura, incorporando en nuestra dieta 6 a 8 vasos equivalentes a 1,5 a 2,5 litros de agua diarios, de acuerdo a lo recomendado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). No obstante, las estadísticas proporcionadas por el Instituto de Ciencia y Tecnología de los alimentos (INTA) el año 2015 muestras cifras alarmantes que inducen a pensar que la población utiliza las bebidas de fantasía como medio habitual de hidratación, consumiendo en promedio 289 cc diarios de bebidas por individuo, lo que constituye un aumento en los últimos años del 151% (entre 1987 a 2007), siendo el tercer alimento en el que más gastan los chilenos. Por lo mismo, hay que dejar claro que el consumo de bebidas de fantasía no cumple con el rol de hidratar, dada la alta concentración de azúcar, que provoca el efecto contrario.
Carolina Barriga Islas Dir. carrera de Bachillerato en Cs de la Salud USS Valdivia