"La inmigración es un privilegio, no un derecho", dijo Trump tras cita con Merkel
ACUERDOS. En la Casa Blanca, los gobernantes abordaron la inmigración, la lucha antiterrorista y el comercio.
La esperada y postergada reunión en la Casa Blanca entre Donald Trump y Angela Merkel se produjo finalmente ayer. Fue tensa, porque el presidente anfitrión no supo qué responderle a la Canciller alemana cuando ella le preguntó si quería que le estrechara la mano, pero además fue relevante para Europa y América del Norte, dos continentes que han tenido en los últimos años al tema de la migración como preocupación central.
Los dos líderes ofrecieron, tras su primer encuentro, una conferencia de prensa conjunta. En ella, Trump explicó que la prioridad de su Gobierno es la seguridad nacional, la protección de los ciudadanos. Con base en ese concepto, enlazó con la migración, pues "también reconocemos (Estados Unidos y Alemania) que la seguridad migratoria es seguridad nacional. Debemos proteger a nuestros ciudadanos de aquellos que tratan de difundir el terrorismo, el extremismo y la violencia dentro de nuestras fronteras". En ese sentido, dijo, "aplaudo a la canciller Merkel por las contribuciones de Alemania, tanto civiles como militares, como miembro de la coalición contra el Estado Islámico".
Trump agregó que "la inmigración es un privilegio, no un derecho. La seguridad de nuestros ciudadanos debe ser siempre lo primero, sin cuestionamientos".
Merkel coincidió escuetamente en este punto. Dijo que "la seguridad migratoria es seguridad nacional" y aclaró que Alemania continuará recibiendo a refugiados que busquen protección, enfatizando que ello va de la mano con un control de la inmigración ilegal.
Trabajo conjunto
"Siempre dije antes de esta reunión que es mucho mejor hablar entre nosotros que sobre nosotros. Y creo que eso es lo que ha demostrado nuestra conversación", comentó Angela Merkel y destacó los otros puntos del diálogo entre gobernantes en los que hubo coincidencia: la permanencia y apoyo a la OTAN y las relaciones comerciales.
Sobre el primero, la Canciller respondió al emplazamiento de Donald Trump para que las naciones que forman parte del pacto del Atlántico Norte aumenten su contribución financiera y salden sus deudas. "Seguiremos trabajando en conjunto" para apoyar la defensa común, comentó Merkel, y se comprometió a incrementar en 2% el presupuesto del aporte alemán al organismo.
Trump aseguró que no cree "en políticas aislacionistas. Creo que una política comercial debe ser justa. Y Estados Unidos ha sido tratado de forma muy, muy injusta por varios países y eso debe terminarse. Pero no soy un aislacionista".
Tema incómodo
Merkel aprovechó para reflotar un tema que incomoda a Washington, pero que logró amarrar: retomar las negociaciones para un Tratado de Libre Comercio entre EE.UU. y Alemania.
"Alemania no necesita negociar sola. Cualquier negociación será entre la Unión Europea y Estados Unidos", precisó la canciller y reconoció que fue uno de los "temas incómodos" que abordaron ayer.
Otro punto común fue la crisis en Ucrania, que se arrastra desde 2015, cuando Vladimir Putin anexó para Rusia el territorio de Crimea. La canciller aseguró Trump se comprometió "personalmente" para buscar una solución pacífica al conflicto y ella admitió que Berlín debe luego mejorar su relación con Moscú.
Una broma sin humor
Una broma de Donald Trump que no agradó a Merkel fue cuando el mandatario estadounidense respondió una pregunta sobre el supuesto caso de interceptación telefónica que ha venido denunciando contra Barack Obama (ver recuadro) y deslizó una comparación con el espionaje al celular de Merkel que realizóla Agencia de Seguridad de Estados Unidos entre el año 2002 y el 2012.
"Puede que al menos tengamos algo en común", partió contestando Trump, señalando a Merkel sin mirarla. La canciller guardó silencio y miró con algo de angustia a la prensa, que murmuró incómoda la situación, pero finalmente decidió no hacer comentarios al respecto.
Impasse con Gran Bretaña por dichos de espionaje
Desde que Donald Trump acusó que el ex Presidente Barack Obama intervino sus comunicaciones, en el Congreso estadounidene han salido a desmentir esa posibilidad. El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, respaldó el jueves en la noche una inforamción de prensa en la que se decía Obama habría encargado el servicio de inteligencia británico los pinchazos telefónicos. "Las acusaciones son profundamente ridículas, absurdas, pero tenemos la garantía de la Casa Blanca de que no se repetirán", dijo James Slack, vocero de la Premier británica, Theresa May.