Hace pocos días fue presentada en Valdivia la Guía Ilustrada para una Comunicación sin Estereotipos de Género, cuyo objetivo es entregar herramientas para que la difusión pública de información se haga sin diferencias sexistas Es decir, que todas las personas, independiente de la condición biológica con la cual nacieron, reciban un trato igualitario en cuanto a la visibilización de sus acciones.
Este material fue preparado por especialistas del Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (Sernameg) y del ministerio Secretaría General de Gobierno y está dirigido a periodistas y personas que trabajan en distintos medios de comunicación, con el objetivo de crear conciencia frente a la desigualdad de trato que reciben hombres y mujeres a la hora de la difusión de los hechos que los involucran. Por ejemplo, la ubicación que se les da en las imágenes publicadas; la asociación que se hace con unos y otros a roles tradicionales; la idealización de aspectos físicos determinados y la ausencia de ejemplos que se escapan de los estereotipos femenino y masculino.
En Valdivia, la guía fue dada a conocer por la seremi de Sernameg Paula Cárdenas y el seremi de Gobierno Enrique Cáceres, quienes hicieron hincapié también en la forma en que son tratadas las noticias relacionadas con violencia intrafamiliar, mensajes que en muchas ocasiones justifican los hechos o los naturalizan al utilizar palabras equivocadas y con cargas culturales complejas.
Junto a representantes de gremios y medios, las autoridades solicitaron difundir las nuevas propuestas al respecto, considerando que no solamente debe ser abordado por los comunicadores, sino también en las escuelas, las organizaciones sociales y al interior de las familias.
Sin duda se trata de un tema interesante, sobre el cual se ha avanzado en los últimos 30 años, pero que aún requiere de reflexiones comunitarias profundas y de cambios en las prácticas comunicativas. Más aún cuando nuestra lengua castellana tiende a invisibilizar lo femenino, especialmente en los plurales.
La campaña es una invitación para revisar el trabajo periodístico, pero también para observar el habla cotidiana. La de todos y todas.