Un mejor Estado
Es interesante observar la discusión que se ha dado en torno al financiamiento de las prioridades sociales. Con un gasto fiscal claramente expansivo es evidente que existe la necesidad de establecer un criterio de asignación que dé respuesta a financiar soluciones urgentes de los grupos más postergados.
Sin embargo, esta lógica de apostar por una parte del gasto adicional reduce de manera importante las opciones de los grupos que, siendo minoritarios, deben tener sin cuestionamiento el apoyo del presupuesto fiscal, como es la realidad que enfrentan los niños en el sistema de protección de Sename.
En efecto, la ecuación es equivocada si pretendemos que el Estado siga creciendo en su gasto público. Bien sabemos que ello no es neutro, sus consecuencias inherentes se ven reflejadas en el largo plazo sobre las posibilidades de crecimiento, el empleo y la disminución de poder adquisitivo, todas situaciones altamente regresivas pues precisamente afectan en mayor proporción a las personas más vulnerables.
Entonces, si sabemos que la expansión del gasto puede afectar a los grupos más vulnerables y ello no es garantía para que este grupo acceda prioritariamente a sus beneficios, pareciera ser adecuado cambiar la lógica y ver los espacios de eficiencia al interior del Estado como una fuente sostenible del financiamiento del gasto social. De manera más concreta debemos entender el concepto es que no se necesita más Estado sino un mejor Estado, capaz de invertir con las prioridades adecuadas en aquéllos programas y dispositivos de política pública, que apunten a resolver en base a la evidencia, con criterio de calidad y no sólo de ejecución del gasto.
Si observamos el sistema de evaluación de Programas e Instituciones de la Dipres, que toma una pequeña muestra de los programas ejecutados por el Estado cada año y que se presenta antes de la discusión de la Ley de Presupuesto, las últimas 2 muestras de casi una veintena de programas cada una evidencia que más de un 70% de los programas son calificados de desempeño insuficiente. En su conjunto, cada año esos programas representan un marco presupuestario del orden de los 600 millones de dólares, es decir casi el doble de lo que significó el aumento del 10% incremental de gratuidad.
Este simple ejercicio nos da cuenta de que no se requiere más gasto fiscal, sino reasignar las prioridades.
Marcelo Sánchez Fundación San Carlos de Mai
Tortilla
Siempre en la vida hay personajes que pasan inadvertidos y son parte de la historia de una ciudad, en que no todos los conocen porque a veces son humildes, sencillos y silenciosos.
Hablar del "Tortilla" es recordar a un grande del deporte valdiviano vistiendo la camiseta de su glorioso Deportivo Nacional , donde su padre don Braulio Jara las hizo todas: fue dirigente, delegado, guarda útil y arbitro.
Este sencillo hombre del deporte hoy labora incansablemente en un edificio céntrico como conserje, con escoba en mano barre sus recuerdos, quienes le conocemos siempre le damos la mano y una palabra de afecto.
No hay historia sin pasado y "Tortilla" para algunos o "Jarita" para otros a sus casi 80 años sigue trabajando.
Arturo Goddard Bravo Profesor Normalista normalista1949@hotmail.com
La Paradoja de Maduro
El proceso de elección de representantes a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) de Venezuela es incomprensible.
Por un lado, Nicolás Maduro, acérrimo chavista, busca "defender el legado del Comandante", pero, al mismo tiempo, impulsa un proceso constituyente que intenta derogar y sustituir la constitución firmada por el mismo Hugo Chávez. Una inexplicable paradoja.
Javier Labrín Jofré labrin.jofre@gmail.com
¿Lepra o Xenofobia?
Me permito enviar esta carta ante los comentarios en redes que han surgido a partir de la noticia de una persona infectada con "Lepra".
Es por ello que hay que partir aclarando varios puntos: se trata de un caso bajo sospecha donde la persona presenta lesiones altamente compatibles a la cual se le tomaron exámenes y donde el Instituto de Salud Pública se encuentra analizando las muestras para entregar la confirmación.
No representa un riesgo para la salud de la población, ni funcionarios de salud, una vez que se inicia el tratamiento, de hecho los pacientes tratados pueden seguir su vida normal.
Se hace necesario dejar de lado sesgos xenofóbicos al momento de hablar de temas de salud pública, sobre todo si conllevan un pánico colectivo injustificado y que podría llegar a los ojos u oídos de nuestros pequeños y pequeñas.
Hay que medir el peso de nuestros argumentos y palabras al momento de hablar, sobre todo ante una enfermedad que tiene una posibilidad de contagio mínima (Suzuki y cols. 2012).
Finalmente me quedo con esta frase: "La Lepra no es un peligro inminente para la población, mientras que la Xenofobia de algunos nos daña como sociedad"
Matías Fernández Hartwig Candidato a Core Frente Amplio