Cuando un lugar es declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura), de inmediato se activan medidas de protección especiales; se disponen fondos internacionales que pueden ayudar a su conservación y se abren múltiples oportunidades turísticas y sociales, que cambian positivamente el devenir de ese sitio; sobre todo si se aplica en él una administración eficiente.
A nivel mundial existen 1.073 lugares en la Lista del Patrimonio Mundial, que considera tanto espacios naturales, como registros culturales. Chile tiene seis incluidos en ese listado: el barrio histórico de la ciudad portuaria de Valparaíso (declarado en 2003); la Ciudad minera de Sewell, cerca de Rancagua (2006); las iglesias de Chiloé (2000); las oficinas salitreras de Humberstone y Santa Laura, en el interior de Iquique (2005); el Parque Nacional de Rapa Nui (1995) y el Qhapac Ñan, sistema vial andino que incluye a todos los países que formaron parte del imperio de los Incas (2014).
También existen propuestas para postular el sitio arqueológico de Monteverde, ubicado cerca de Puerto Montt y donde se han encontrado los registros de poblamiento americano más antiguos; además de los cielos de la zona norte, para resguardarlos de la contaminación lumínica, considerando que ahí se realiza el 50% de la observación astronómica mundial.
Junto a ellos se espera considerar también las construcciones del Sistema Defensivo de Valdivia, que forman parte de las fortificaciones levantadas por la corona española en sus antiguos dominios americanos y entre las cuales ya están reconocidas por la Unesco, las de Panamá.
Claramente, para Los Ríos sería un orgullo tal reconocimiento. Pero, para lograrlo, es necesario que se active una organización público-privada sólida, que prepare expedientes, para que luego el gobierno realice las postulaciones respectivas. Hace varios años se habló de esta posibilidad, pero no se materializó. Ahora, el senador De Urresti encabeza una nueva cruzada al respecto que debería contar con respaldos transversales y una acción decidida que permita poner en valor este tesoro histórico.