Psicólogos entregaron claves para enfrentar el bullying en las aulas y criar hijos autónomos
CAMPAÑA. Con un seminario en el que participaron los especialistas Sylvia Langford y Jasson Berly fue lanzada la iniciativa contra el maltrato en los establecimientos educacionales "Buena Convivencia Escolar", organizada por Diarioaustral.
El bullying comienza con el prejuicio, aseguró el psicólogo de la IX zona de Carabineros, Jasson Berly, quien contó que cuando era estudiante fue molestado por sus compañeros de clase y que incluso él mismo también agredió. "Lo que queremos es ser felices, pero cuando eres adolescente no lo pasas bien y hay que adaptarse a muchos cambios", dijo. Berly participó ayer en el lanzamiento de la campaña Buena Convivencia Escolar, impulsada por Diarioaustral Región de Los Ríos. Lo hizo durante un seminario especializado en el que fue charlista junto a la psicóloga Sylvia Langford, quien es creadora del Método Langford y se encuentra trabajando en diferentes colegios chilenos.
Berly explicó que el bullying tiene componentes cognitivos -ideas o creencias-, emocionales y conductuales. "Para que exista debe haber una agresión verbal y física repetida. Las agresiones se llevan a cabo de un modo intencionado y además existe un desequilibrio de poder", explicó.
Indicó que una de las principales diferencias entre la manera de ejercer el bullying hace 30 años con la actualidad es la existencia de la tecnología. "Existe el bullying directo, verbal y físico y el cyberbullying, que está relacionado con las redes sociales. A través de ellas se acosa, se dicen mentiras, se burlan de las personas, se hacen comentarios agresivos, se inventan rumores y se amenaza. El 42 por ciento de los niños menores de seis años tiene un celular, mientras que en el caso de los niños menores de 9 años, el 61 por ciento cuenta con uno. No se trata de que la tecnología sea mala, sino que los padres también debemos adaptarnos a ella y aprenderla", expresó.
Además, invitó a que "en vez de querer hijos perfectos, deseen tener hijos felices; en vez de exigir tantas cosas, descubran los talentos de sus pequeños; en vez de gritar, expliquen lo que no está bien hecho y en vez de dar falsas ilusiones, hagan que la realidad sea más divertida".
Formar hábitos
Para la psicóloga Sylvia Langford la mejor herencia que pueden dejar los padres a sus hijos es la capacidad de solucionar sus propios problemas. Para ella la agresividad se evita logrando que los niños aprendan hábitos como la honestidad, la responsabilidad, la lealtad, el respeto y el autocontrol. También desarrollando habilidades como leer, escribir, dibujar, tocar un instrumento musical, hacer deporte o aprender idiomas. Pero admite que ser padres no es fácil, en especial porque es un rol en el que se necesita ejercer el liderazgo y también ser muy consecuentes.
"Hay que enseñar que las cosas no son fáciles, entretenidas ni rápidas. Para que puedan ser felices, los niños deben tener sus propios logros y no se puede llegar a eso si los padres son asistencialistas. Quienes se están formando deben entender que hay que trabajar, tener autocontrol, ser pacientes, tener voluntad y hacer las cosas muchas veces", dijo.
Sin embargo, para la especialista todos estos hábitos se pueden transmitir si los padres y los profesores también muestran estas conductas.
"Si un profesor es conversador, el curso es conversador; si el profesor es tranquilo, el curso es tranquilo; si el profesor sobreprotege, los estudiantes se victimizan y son dependientes; si el profesor es manipulable emocionalmente, los estudiantes hacen pataletas. Eso también ocurre con los padres, si los padres son agresivos, los niños serán agresivos. Ellos son el reflejo de lo que somos", destacó.
"La riqueza de ser distintos"
Este año la campaña por la Buena Convivencia Escolar, organizada por Diarioaustral de Los Ríos, lleva por lema "La riqueza de ser distintos" y es auspiciada por la Universidad San Sebastián, Colun, la Municipalidad de Valdivia y el Liceo People Help People de Panguipulli. La directora de Diarioaustral, Verónica Moreno, dijo que "en las escuelas sufren los que son distintos. Y este escenario es complejo, si se considera que el maltrato sufrido afecta su salud mental, altera su normal rendimiento académico y en algunos casos deja secuelas para toda la vida".