De acuerdo a la legislación chilena, una comuna es la unidad menor de administración gubernamental; un lugar que debe ofrecer a sus habitantes la satisfacción de la mayor parte de sus necesidades básicas colectivas. En ese contexto, el municipio es el órgano descentralizado del Estado a cargo de esa comuna y su deber es satisfacer las necesidades de la población local, asegurando su participación en el progreso económico, social y cultural.

Si un municipio no logra atender las necesidades de sus vecinos y una porción de estos se siente postergada; entonces, se necesitan cambios.

Esa reflexión es la que se produce al escuchar a quienes residen en Las Ánimas; en la zona costera respecto de la atención que les brinda Valdivia. También pasa con los argumentos de los habitantes de Coñaripe-Liquiñe frente a su voluntad de independizarse de Panguipulli. Todos son territorios que han crecido y que quieren convertirse en nuevas comunas, pues su dependencia actual no les resulta suficiente.

Las normas nacionales contemplan esta posibilidad. Pero los procesos son lentos y largos. Implica la presentación ante el Congreso de una iniciativa presidencial, previo a un análisis técnico que considera un criterio territorial (posición de la nueva comuna, accesibilidad; datos demográficos); criterios administrativos (equipamiento e infraestructura); criterios socioculturales (grado de respaldo ciudadano) y criterios económicos. Estos últimos son muy importantes, pues tienen que ver con la capacidad de autosustentarse. Una comuna pequeña, como las que se crearían, requiere de alrededor de $330 millones mensuales solo para solventar su administración; eso causa impacto a las demás del país, pues un nuevo territorio implica una nueva forma de división del Fondo Común Municipal.

La costa valdiviana y la cordillera rural de Panguipulli sin duda cumplen con varios de estos requisitos. Incluso en 2014 el Consejo Regional entregó su respaldo a la idea de Coñaripe comuna. Sin embargo el desarrollo productivo de ambas zonas, ligado fundamentalmente al turismo, aún requiere de más refuerzo.

Este tema forma parte hoy de las inquietudes regionales. Merece, por lo tanto, una atención especial.

Una mañana de junio de 2005, los guardias del Museo Nacional de Bellas Artes de Chile, notaron que una millonaria escultura de Auguste Rodin había sido robada. 24 horas después del suceso un tímido estudiante de arte regresa la pieza argumentando que la había robado como parte de un proyecto artístico en que quería comprobar que "una obra de arte estaba más presente no estando".

En Robar a Rodin, el cineasta Cristóbal Valenzuela indaga en el famoso robo entrevistando a artistas, abogados, teóricos y al propio protagonista del hurto, Emilio Onfray Fabres. El documental es producido por la destacada documentalista María Paz González y fue recientemente premiado como Mejor Documental Latinoamericano en FICViña.

Más allá de la alarma nacional con la consiguiente cobertura mediática, el horror de algunos frente a un hecho que en rigor deja mal parado a Chile frente a la opinión pública mundial o el intento genial o pueril de un joven estudiante por transgredir "espacios sagrados" e instalar su visión crítica, este documental nos muestra una cara de nuestro país realmente escalofriante: la incomprensión total, la ignorancia y el fútil intento que hacemos por parecer primermundistas cada vez que tenemos oportunidad.

Las teorías que se tejen sobre "el paseo" que la obra de Rodin robada "El torso de Adele" dio por Santiago son múltiples. Hay quienes cuentan que la escultura pasó desde un intento fallido para ser intercambiada por una caja de vino, hasta centro de mesa en una fiesta de universitarios. Emilio Onfray Fabres puede ser simplemente un irreverente que jugó una de las peores bromas en la historia del arte nacional, pero sin duda con ese acto de rebeldía develó la precariedad en que se encuentran los espacios culturales en nuestro país, la poca conciencia colectiva y el culto enfermizo al objeto material por sobre el significado de la obra y la propiedad intelectual, tan presentes en nuestra sociedad.

Miradoc Valdivia trae como cierre de su ciclo 2017 un filme sobre los dilemas del arte que entrelaza la figura de uno de los más famosos artistas modernos europeos con uno de los más desconocidos artistas chilenos contemporáneos. Sin duda, un broche de oro para un año de éxito para este merecido espacio dedicado al cine documental nacional que se ha consolidado en la ciudad de Valdivia.

Romy Valenta

Guionista

30 años| 4 de noviembre de 1987

Cobreloa negocia pase de Pedro "Heidi" González

Virtualmente resuelto quedó el traspaso del jugador de Deportes Valdivia, Pedro González, al club Cobreloa, luego de la reunión sostenida por los presidentes de ambas instituciones, Tiglat Montecinos y Luis Gómez, respectivamente. Y si bien falta todavía la confirmación de los montos involucrados, se habla de 25 o 50 mil dólares.

20 años | 4 de noviembre de 1997

Pichoy estará cerrado hasta enero por bacheo de pista

Hasta enero de 1998 permanecerá cerrado el aeródromo de Pichoy, confirmaron ayer desde el Mop, haciendo referencia al bacheo que se realiza en la pista del terminal y que se ha visto retrasado producto de complicaciones climáticas. De acuerdo al programa oficial, todo debiera estar entregado la primera quincena de enero.

10 años| 4 de noviembre de 2007

Voluntarios de la región quieren un centro Teletón

Motivados por la recaudación de 100 millones de pesos logrados en 2006, la coordinación de voluntarios de Fundación Teletón de Los Ríos, liderada por Eduardo Arcos, anunció el inicio de la recaudación de fondos para este año y las gestiones para la construcción de un centro de rehabilitación en Valdivia, que cubra las necesidades de la zona.