La visita del Papa Francisco a Chile tiene como lema "Mi paz les doy", palabras de Jesucristo que encierran toda la plenitud de vida que él quiere comunicar, y que encarga a sus discípulos trasmitir. Por ello, viene como mensajero de una paz que quiere habitar en nuestros corazones, en todas las relaciones humanas y en cada construcción social nacional y mundial. Esto lleva consigo la superación de la injusticia y la pobreza, del individualismo y la insolidaridad, así como de tantas formas de violencia y desencuentro.
Al prepararnos a recibir al Sucesor de Pedro, que preside la Iglesia Católica, reconocemos también a un peregrino universal al servicio de la paz y la inclusión. Efectivamente, a través de múltiples gestos y palabras, se hace voz de tantos "descartados", víctimas de un mundo injusto. Lo hace en Vaticano, desde su ventana al mundo, desde diferentes foros internacionales, como la FAO o la ONU, así como desde lugares concretos, como la isla Lampedusa (Italia), para honrar a tantos emigrantes tragados por el mar y urgir respuestas a tantos desplazados por el hambre o la guerra. Más recientemente, cabe destacar el humanitario y delicado viaje a Myanmar y Bangladesh, en Asia.
El Papa prodiga las iniciativas de encuentro y diálogo. Los encuentros ecuménicos entre los que cabe destacar el gran acercamiento a la Iglesia Ortodoxa, así como a la Luterana y Anglicana. El diálogo interreligioso, con significativos acercamientos al Islam y al Budismo. Pero sobre todo cabe destacar su mirada humanitaria, su defensa de la persona, cualquiera sea su condición. Desde esta preocupación, denuncia tantos males que dañan gravemente a las personas, como el tráfico de armas, drogas y órganos humanos; así como los pueblos sumidos en miseria y violencia. Desde esta inquietud llama continuamente a construir "la casa común" de toda la humanidad.
Estando a días del encuentro con este mensajero y trabajador de la paz, resulta enriquecedor y atingente a nuestra realidad, leer su mensaje con motivo de la Jornada Mundial de la Paz (1 enero), titulado "Migrantes y refugiados: hombres y mujeres que buscan la paz". Al leer este mensaje podremos descubrir una de las preocupaciones que más afligen el corazón del Papa Francisco. En él propone acciones en orden a acoger, proteger, promover e integrar, a estos hermanos.
Gonzalo Espina
Administrador apostólico Valdivia