El Síndrome Cardiopulmonar por hantavirus es una zoonosis viral, vale decir una infección transmitida por el roedor colilargo (Oligoryzomys longicaudatus), el que es reservorio y nativo de nuestra zona.
Desde 1995, cuando se realizó el primer diagnóstico en Chile, se ha convertido en una enfermedad endémica, especialmente, en zona centro sur de nuestro país, siendo la variedad viral circulante la designada como "Andes", compartiéndola con la región sur de Argentina. No obstante, durante el año 2017 la Región de Los Ríos tuvo la tasa más alta de incidencia en Chile, con 2,4 casos por 100 mil habitantes y una letalidad de un 30%; levemente superior a la nacional que fue de 27,8%.
Sabemos que -prácticamente- el 100% de los casos son de origen ambiental, es decir, de roedor a hombre. Por ello debemos defendernos de él, todo roedor necesita de tres elementos indispensable para sobrevivir, lo que se denomina como "Triada de Vida": Agua, Alimento y Cobijo, por lo que controlando estos factores a su vez podemos controlar la presencia de estos animales en los lugares donde nos desenvolvemos, ya sea en espacios de trabajo o en habitaciones.
Lo primero para hacer frente a esta situación es conocer la problemática y entender cómo prevenir la enfermedad por hantavirus, lo que a grandes rasgos se basa, principalmente, en limpieza y ordenamiento ambiental. Así todo, el agua en nuestra zona es imposible de controlar, por ello debemos poner todo nuestro empeño en el control de los dos factores restantes. Respecto a los alimentos, hay que tener especial cuidado con nuestros víveres, la comida de las mascotas y la basura, ya que su olor los atrae a nuestras viviendas, por ello el aseo y los envases herméticos son nuestros aliados, y siempre se debe dejar lavadas las ollas, platos, incluidos los de las mascotas, servicios, y todo lo que pueda tener residuos de comida.
Otro punto relevante es cómo controlar sus refugios, el cobijo, dado que los roedores se trasladan ocultándose, porque la mayoría de sus predadores los vigilan desde arriba. Por lo mismo, el pasto tiene que mantenerse corto y el entorno ordenado, sin escombros, basura, matorrales etc., procurando no le darles un camino protegido para que se acerquen y nos traigan el mortal virus.
Rita Mansilla Gómez
Docente Enfermería U. San Sebastián sede Valdivia