Científicos buscan reconocimiento de origen para las ostras chilenas
INVESTIGACIÓN. Profesionales de la Universidad Austral de Chile desarrollan proyecto que persigue potenciar este producto gourmet comercialmente.
El atún de la Isla de Pascua, además de la langosta y el cangrejo dorado de Juan Fernández, son los únicos productos marinos que cuentan con Sello de Origen. Y todos ellos pertenecen a Chile insular.
Sin embargo, investigadores de la Universidad Austral de Chile están trabajando para incorporar a esta lista de productos -únicos en su clase y asociados a un lugar específico del país- a la ostra chilena. Esta ostra es un molusco bivalvo utilizado en preparaciones gourmet por su sabor único y su alto valor nutricional, ya que aporta vitaminas, hierro, yodo y zinc. Habita en fondos rocosos o fangosos, especialmente entre Puerto Montt, Calbuco y Melinka, en las regiones de Los Lagos y Aysén. La mayor parte de su producción y cultivo se realiza en Chiloé.
El doctor en Biología Marina Pablo Oyarzún explicó que "la acuicultura actual depende mucho de la salmonicultura, sector que cuando tiene un problema impacta bastante en la economía. Es por esto que el gobierno estudió opciones para diversificar esta área y, así, llegó a la ostricultura".
Y aunque la comercialización de este producto tuvo un auge entre las décadas de los '80 y '90, hoy solo se producen unas 336 toneladas anuales, según datos de Sernapesca. "La sobreexplotación ayudó a que se perdieran algunos bancos y la ostricultura decayó. Además, fue introducida la ostra japonesa, cuya producción en un principio fue exitosa, pero también bajó con los años", dijo el experto. A esto se sumó el escaso apoyo a los cultivadores artesanales. Ahora solo quedan unos 15 productores, quienes abastecen a todo el país.
Con el reconocimiento de origen que será solicitado formalmente al Instituto Nacional de Propiedad Industrial, Inapi, se podría reconocer y proteger el producto, además de posicionarlo en el mercado.
"Es un producto que todos saben que es gourmet, gusta mucho, pero los cultivos han estado abandonados y nosotros queremos apoyar con las herramientas que tenemos", expresó Oyarzún.
investigación
La idea de incorporar a las ostras chilenas en la lista de productos con reconocimiento de origen nació de una investigación desarrollada por profesionales de la Uach en el contexto de un proyecto Fondef IDeA, con 150 millones de pesos de financiamiento. Con estos recursos, además de buscar el posicionamiento en el mercado de las ostras, los científicos están estudiando cómo lograr que crezcan más rápido y conocer cómo responden a fenómenos como la marea roja. Ya han obtenido algunos avances.
Para el doctor en Biología Marina Pablo Oyarzún, "uno de los problemas del cultivo de la ostra es su baja tasa de crecimiento. Por ejemplo, un chorito demora en promedio 18 meses entre que se produce la fecundación y la venta; mientras que las ostras demoran 36 meses, unos 3 años. Eso hace que los ostricultores extraigan los bancos, pero no cultivan".
Para generar un crecimiento más favorable para los productores, los científicos han replicado estrategias usadas en la agronomía. "Cuando tienes animales que nacen en la misma época algunos crecen más y otros menos. Nosotros seleccionamos los que crecen más rápido y esos los volvemos a cruzar. Estamos aprovechando lo que nos entrega la genética en la naturaleza. Estamos viendo el mejor método, ya que también se puede cruzar poblaciones distintas", dijo. De esta manera la tasa de crecimiento se podría equiparar a la de los choritos.
Marea roja
También ha sido estudiada la respuesta de este molusco bivalvo a la marea roja, fenómeno que se ha manifestado en Chiloé durante los últimos años y que afecta a productos marinos filtradores, como las ostras. Pablo Oyarzún explicó que "la investigación arrojó algo bien interesante. En el laboratorio de Valdivia intoxicamos un número de ostras durante 30 días, luego le cambiamos la dieta a una normal. Nos dimos cuenta de que la toxina que estaba en su cuerpo se eliminó en aproximadamente diez días, lo que es muy bueno".
El investigador destaca que este dato es atractivo para el cultivo. "Eso quiere decir que si hay marea roja pueden morir algunas ostras, pero las que sobreviven pueden ser vendidas luego de unos 15 días", argumentó.
Segunda etapa
El proyecto es desarrollado por los doctores Jorge Toro, Jorge Navarro y Pablo Oyarzún, de la Facultad de Ciencias, quienes a fines de este año postularán a una segunda etapa.
"Probablemente seguiremos investigando la tasa de crecimiento, ya que puede mejorar. Apuntamos a que Quempillén -centro de ostras de la Universidad Austral de Chile en Ancud- se convierta en el centro semillero del país. Queremos que desde ahí se puedan mejorar genéticamente las otras y también que lo puedan ocupar los ostricultores para sus cultivos", indicó.
Se trata de un cultivo nativo y que no necesita químicos para su desarrollo.