Como la mayoría de las personas, usted probablemente ha oído decir que la actividad física, incluyendo los ejercicios, es buena. Si actualmente se mantiene activo, siga haciéndolo. Pero, tal vez sea hora de hacer un poco más de esfuerzo, probar una nueva actividad o encontrar nuevas maneras de agregar ejercicio a su vida diaria.

La actividad física se refiere a las actividades que hacen que su cuerpo se mueva, tales como trabajar en el jardín, llevar el perro a caminar, bailar y usar las escaleras, en lugar del ascensor.

Estos son una forma de actividad física que es específicamente planeada, estructurada y repetitiva, tal como el entrenamiento con pesas, el yoga o una clase de ejercicios aeróbicos.Hacer ejercicios y actividades físicas con regularidad es importante para la salud física y mental de casi todas las personas, más aun en los adultos mayores. Ser activo físicamente le puede ayudar a seguir haciendo las cosas que usted disfruta y a mantenerse independiente, a medida que va envejeciendo. Realizarlas con regularidad a través de largos periodos, puede producir beneficios a largo plazo.

Una de las grandes ventajas de la actividad física es que hay muchas maneras de ser activo. Por ejemplo, usted puede hacer un poco de actividad física durante varios momentos del día o puede programar horas específicas, durante ciertos días. Muchas de las actividades físicas, tales como caminar rápido, rastrillar las hojas en el jardín o usar las escaleras, siempre que pueda, son gratuitas o de bajo costo y no requieren de un equipamiento especial.

También puede usar un centro de acondicionamiento físico o gimnasios de la ciudad o bien en un centro especializado para adultos mayores.

Tanto la actividad física como los ejercicios son importantes y pueden ayudarle a mejorar su habilidad para hacer las actividades diarias que usted disfruta.

David Ergas Carrera de Preparador Físico

CFT Santo Tomás Valdivia

Nieta de colonos alemanes provenientes de Hamburgo, Eva Kairath Wendler forma parte de la historia de Valdivia. A sus 80 años, ha visto la transformación de la ciudad y su gente, a través de los distintos rubros en los que se ha desempeñado. Trabajó durante 18 años en una tintorería, hasta que decidió emprender con un negocio propio de venta de artículos de librería y regalos. Hace 38 años es la dueña del Vivero Eva Kairath, ubicado en Pérez Rosales 713.

En el local se exhibe distintos tipos de plantas, tanto interiores como exteriores, además de semillas y artículos para jardinería.

¿Cómo surgió su interés por las plantas?

-Al salir del colegio, empecé a trabajar en una tintorería, donde estuve 18 años. Se me presentó la oportunidad de comprar un negocio, que es donde está la Librería Araneda actualmente, en Independencia. Ahí teníamos librería y artículos de regalo. Al tiempo después, la Casa Benjamín nos ganaba con los precios y decidí dedicarme a otra cosa. Por una amistad de Temuco, me entusiasmé por las plantas. En realidad, a mi mamá siempre le gustaron las plantas, pero a mí no demasiado. Ahí fui creciendo con las plantas y también con el negocio. Hace 38 años estoy en mi local actual en Pérez Rosales y anteriormente tuve un vivero en Las Ánimas.

¿Y qué es lo que más le gusta de ellas?

-En general, todo, las diferentes variedades y las novedades. Antes viajaba mucho a otras ciudades para conocer qué había de nuevo, pero en realidad, en cada lugar hay algo diferente. Mi sello es tener siempre cosas novedosas.

¿Y del negocio?

-Lo bonito es que llega gente joven que me dice 'mi mamá venía conmigo cuando yo era chico y comprábamos plantas'. Últimamente me ha pasado harto y lo encuentro súper tierno, porque son tradiciones familiares que perduran.

¿Qué recuerda de la instalación del negocio?

-En un comienzo, el mío era el único local de plantas, pero actualmente hay más, aunque no son como el mío, porque cada uno tiene su propia identidad. Siempre me he preocupado de ir agregando cada vez más lo que el cliente pedía, satisfaciendo sus gustos y necesidades.

¿Cuáles son las características personales de su negocio?

-El sello personal. Me preocupo de que haya siempre algo nuevo y las personas lo saben valorar, porque llegan en busca de novedades. Tengo un público excelente, que me ha acompañado desde un principio.

¿Cómo adquirió los conocimientos del rubro de la jardinería?

-Aprendí de forma autodidacta. Cuando me vine del campo, porque estuve 18 años en Máfil, llegué a Valdivia y una amiga me preguntó si quería hacer cursos de jardinería y la verdad es que no me sentía capaz de hacerlo, pero ella insistió y me preparé. En ese tiempo -hace 35 años- hice cursos en los centros de madres, viajaba a Osorno y Puerto Montt, a sectores rurales, a través de los programas que hoy son de Indap o Prodemu. Les enseñaba lo que ellos me pedían, me conseguía literatura, estudiaba y aprendía, porque sentía una responsabilidad de enseñar bien. Fue una época bonita, porque las personas lo valoraban mucho, además que no soy egoísta cuando me preguntan y comparto mis conocimientos.