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Acuerdo por la Infancia
Recientemente se han difundido las medidas propuestas para avanzar en el Acuerdo por la Infancia. Es un esfuerzo altamente valorable, que se ha preocupado de abrir un espacio transversal, tanto desde el punto de vista político como también de convocar a miembros de la Sociedad Civil. El siguiente paso es transformar dicho acuerdo en un plan de acción que contemple plazos, financiamiento y responsables, además de traducir a proyectos de Ley aquellas materias que requieren de la creación o modificación de cuerpos normativos, como puede ser el proyecto de Ley de Garantías de Derechos de la Infancia, la ley de Adopciones, la Ley de tribunales de familia y los proyectos que crean los nuevos servicios de protección y de reinserción juvenil.
El documento conocido tiene el mérito de abordar distintos ámbitos desde la prevención hasta la protección especializada. Asimismo, es notable el énfasis territorial haciéndose cargo de una debilidad manifiesta en los proyectos de Ley presentados para construir la institucionalidad de infancia. En ese sentido cobra relevancia el rol de las agencias locales y la posibilidad de contar con un gestor de casos, modificando sustancialmente el rol de las OPD a fin de que aporten desde un rol articulador, preventivo y de seguimiento.
(...) Con todo, el Acuerdo logra hacerse cargo de la realidad que afecta a la infancia con especial foco en la más vulnerable, que requiere la implementación de un sistema de alerta sustentado en la prevención temprana como también un modelo de protección y tratamiento efectivos, descentralizados, lo que resulta clave a la hora de trabajar en contextos de profunda exclusión social, como es el día a día de uno de cada 4 niños en nuestro país.
Marcelo Sánchez Fundación San Carlos de Maipo
¿Se puede prevenir?
En Chile, de acuerdo al Departamento de Estadística e Información en Salud (Deis), la mortalidad por lesiones autoinfligidas intencionalmente en el grupo adolescente llegó, en el año 2015, a una tasa de 8,1 en el grupo de 15 a 19 años, siendo mayor en hombres.
Conocer el caso de un suicidio infantil o adolescente, ciertamente, nos remueve como sociedad. Y nos lleva a preguntar qué está pasando.
En búsqueda de respuestas, muchas veces nos detenemos en encontrar a los culpables. Y aunque claro que los hay, lo cierto es que son muchos los factores de riesgo que confluyen en el comportamiento suicida. Y estos van desde las condiciones de salud mental, como los trastornos del estado de ánimo, de personalidad o de ansiedad, entre otros, hasta causas familiares y contextuales que inciden en estas conductas autoinfligidas.
¿Qué hacemos, entonces, para prevenir? La clave está en estar alerta a las señales, por muy discretas que éstas sean, que anuncian que él o la adolescente no lo está pasando muy bien. Y aquí somos todos protagonistas. Familiares, amigos y profesores debemos preocuparnos cuando vemos cambios en su actuar, como la disminución del rendimiento académico, de la participación social, el dejar de hacer actividades que eran de su interés o el desprenderse repentinamente de pertenencias valoradas.
También es importante poner atención a las conductas no verbales, como por ejemplo, cambios de humor, mostrándose deprimido o irritable, quejas físicas vagas, tener una cara triste o evitar el contacto ocular con otros. Asimismo, contextualizar si escriben canciones, poemas o cartas sobre la muerte, la separación y la pérdida, en las cuales se puede leer la necesidad quizás de no continuar con su vida. Jamás minimizar frases repetitivas que reflejen que algo no está bien, tales como "soy estúpido", o "soy una perdedora."
La adolescencia, en sí misma, se experimenta como un proceso de gran tensión, dado que es la etapa del ciclo vital donde se configura la identidad. Cuando estas alertas se hacen evidentes, no hay que dudar en consultar a un especialista. En definitiva, esta es la mejor forma.
Irene Muñoz Dir. Terapia Ocupacional U. Central
Estacionamientos
Estoy muy triste y preocupada por la aberración que se va a cometer en nuestra ciudad con la instalación de los estacionamientos subterráneos en nuestra Plaza de la República, único lugar de encuentro y único lugar emblemático de la ciudad en estos momentos.
Valdivia fue durante largas décadas llamada la Perla del Sur, pero muchos dicen que ya no se le recuerda así, porque estos últimos años se ha ido deteriorando mucho. Se han cometido bastantes errores en este último tiempo: los asientos en unos cajones en la primera cuadra de la calle Picarte, que no prestaban ninguna utilidad ni distracción al peatón y al fin servían para guardar los tarros y paños con que se lavan autos; la plaza de cajones y plantas que se ubicó en el pasaje Guarda; las horribles piedras gigantescas que se colocaron en los jardines frente al Hotel Pedro de Valdivia o casino, millones y millones de pesos invertidos ahí, siguen siendo feas. Para qué decir del fracaso y la desgracia del Cau Cau.Y ahora… las autoridades van por los estacionamientos subterráneos. ¿Es que no tienen clemencia por esta pobre ciudad?
MLBQ